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Crónica | Bilbao web Summit

El padre de la Web desgrana en Bilbo los secretos de su pequeña gran revolución

La Web, como yo la había previsto, no la hemos visto aún. El futuro es todavía mucho más grande que el pasado». Esta lapidaria frase resume la esencia de la conferencia que Sir Tim Bernes-Lee, leyenda viva de las telecomunicaciones, impartió en Bilbo ayer, en el marco de la cumbre Bilbao Web Summit.

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Ruben PASCUAL

Les propongo un pequeño juego. Haciendo un ejercicio retrospectivo, sitúense en 1989. Ustedes han dado los primeros pasos para construir una plataforma que permitirá interconectar a personas desde cualquier punto del planeta empleando un protocolo de hipervínculos, que llamarán HTTP y para cuyo uso tan sólo será necesario el acceso a un navegador. No parece tarea fácil, ¿verdad? Pues esa «idea loca» fue el puerto del que partió Sir Tim Bernes-Lee (Londres, 1955) para dar forma a internet y al concepto que de ella tenemos en la actualidad; sin duda mucho más amplio y complejo que su idea primitiva.

Sin embargo, Tim Bernes-Lee no titubeó lo más mínimo a la hora de dibujar el futuro. Y lo hizo ayer en Bilbo, ante un Auditorio del Palacio Euskalduna casi repleto, en el marco de la cumbre sobre internet que entre ayer y hoy celebra la capital vizcaina, donde está previsto que se fijen los criterios que afecten a los futuros servicios de banca online, administración electrónica, telemedicina, educación digital... y medios digitales. ¡Qué mejor manera de celebrar el Día de Internet!

Con una significativa presencia de público joven, Tim Bernes-Lee abogó por universalizar internet. TBL, como también se le conoce, asegura que el 80% de la población mundial que todavía hoy no tiene posibilidad de conectarse la Red, da un paso atrás en el desarrollo global, por lo que las brechas de por sí existentes tenderán a hacerse más profundas.

El profesor británico entiende la Web como una herramienta que debería «atender a la Humanidad» y la elevó hasta el nivel de derecho humano.

Por ello, el acceso a la red debería ser una preocupación de primer rango y unirse así a otras demandas universales como el derecho al agua o a la atención sanitaria. En ese camino, y volviendo a la idea originaria de interconexión, visualizó una nueva etapa de convergencia entre diferentes, de modo que personas de todo el mundo estén en condiciones de trabajar y compartir experiencias de una manera mucho más colaborativa e igualitaria.

Somera retrospección

En este mundo de vértigo en el que vivimos, sobre todo en lo que a telecomunicaciones se refiere, resulta difícil tomarse un respiro para echar la vista atrás siquiera por un instante, ya que el mismo presente transcurre a una velocidad extrema.

Lejos queda ya aquel 1989, cuando el joven Tim Bernes-Lee, desde los laboratorios CERN de Ginebra (Suiza), donde trabajaba, se dio cuenta de que internet era una red muy inaccesible, debido a la diversidad de programas que existía para almacenar la información.

Fue entonces cuando se puso manos a la obra para ir dando cuerpo a aquella idea que aún resultaba difícil de vender. No era sencillo articular un discurso convincente en favor de la universalidad de esta materia y que, además, fuera gratuita.

Precisamente, aquella dosis de confianza en su proyecto le permitió diseñar lenguajes como el HTML, que ya va por su quinta versión y que hoy nos permite pensar en una Humanidad «mucho más potente que nos sirva para resolver los problemas como antes nunca hubiéramos podido».

Sí, ayer Tim Bernes-Lee dejó claro que el futuro debe contar con la Web y sus posibilidades.

 

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