La localidad del estado norteamericano de Missouri, Joplin, se mostraba totalmente destrozada y devastada ayer. Un tornado se llevó la noche del domingo al lunes todo lo que encontró a su paso, y causó, según aseguran medios locales, la muerte de 89 personas. El gobernador de Missouri, Jay Nixon, evitó ayer hablar de un número de fallecidos, pero sí lo hizo sobre los heridos, donde se contaban por decenas; el mismo gobernador dió a conocer la existencia de una lista donde figuran los lugares más devastados, y por tanto, donde se cree que hay gente atrapada. «Hemos estado trabajando durante toda la noche y seguiremos haciéndolo hasta sacar a todo el mundo», reiteró.

Así pues, en estos momentos la principal tarea en Joplin es encontrar a los supervivientes, en un estado donde se ha declarado el estado de emergencia por otros posibles tornados.

«Completa devastación»

Según remarcaba ayer el «cazador de tornados», Steve Polley, Joplin era ayer una localidad irreconocible, donde la situación era de «completa devastación». El tornado se llevó por delante edificios completos, y se calculaba que entre una décima y una quinta parte de la ciudad ha quedado destruida.

Entre los edificios más dañados se encuentran tanto varios colegios de primaria como el hospital Saint John's de la ciudad, que fue golpeado directamente por el tornado. Tal fue la fuerza de éste, que los habitantes del condado Dade, a unos 110 kilómetros de Joplin, encontraron material procedente del hospital.

El tornado forma parte de una cadena de tormentas que ha asolado a algunos estados del medio oeste de Estados Unidos; en Mineápolis también se han visto afectados, ya que han cerrado varias carreteras por la caída de árboles y tendidos eléctricos, además de causar un muerto.