Las dudas han sido compañeras de los Heat de Miami a lo largo de toda la temporada regular. Una vez iniciadas las eliminatorias por el título, los de Florida han empezado a despejarlas con contundencia. El último escalón, su máxima debilidad, parecía su juego interior, y cuando Chris Bosh se mostraba apático poco más había en la plantilla.

Sin embargo, en la eliminatoria ante Boston Miami salió airoso sin tener que echar mano de sus hombres altos salvo en alguna actuación decente del propio Bosh. Más por demérito de unos decrépitos Celtics, castigados por la edad y las lesiones, que por los méritos propios.

En éstas arrancó la final de la Conferencia Este contra unos Chicago Bulls con músculo y centímetros listos para la encarnizada batalla de la pintura. Los de Illinois responden mejor a la receta perfecta para un equipo de playoffs. Miami es una concentración de estrellas que necesita un plus en jugadores que quizá no puedan llegar a ofrecerlo jamás.

Golpear primero

Chicago golpeó primero, pero perdió el factor cancha en el segundo partido. Los Bulls prepararon el primer encuentro a conciencia y se notó. Miami contrarrestó lo que pudo en el segundo y también acabó notándose. El juego interior fue clave para Chicago en el primero y puede que en el segundo, pero desde luego no bastó para evitar la igualada en la eliminatoria. La madrugada del lunes las series llegaron a Florida y la tercera pata del taburete de los Heat destrozó la zona de los Bulls. Chris Bosh selló una gran actuación con 34 puntos, aunque ni en defensa paró a Carlos Boozer ni aportó gran cosa aparte de anotación. Le bastó a Miami para imponerse por 96-85 y lograr el 2-1 en el global.

LeBron James se quedó en 22, casi en los mismos guarismos que Derrick Rose, con 20. Boozer fue el más destacado de los Bulls con 26 puntos y 17 rebotes.

La defensa fue clave para el triunfo de los Heat. Se mostraron muy sólidos, cerraron el rebote defensivo y fueron capaces de intimidar por primera vez en lo que va de eliminatoria a los hombres altos de Chicago. Pero la igualdad apenas se veía amenazada. Sólo la predisposición de Bosh a aportar en ataque podía cambiarle la cara al tercer encuentro de la final del Este.

El ex de Toronto amenazaba desde los cinco metros y aprovechaba su rapidez para entrar a canasta en caso de necesitarlo. Así, LeBron y Dwyane Wade podían disfrutar de más espacio para sus penetraciones.

Corrían los últimos minutos del tercer cuarto cuando Miami se fue por 6 por unos instantes pero un triple de Luol Deng dejaba a Chicago a tres, 65-68, a falta de los últimos 12 minutos.

Ya en el último cuarto Bosh rompió el partido con 8 puntos consecutivos y a falta de cinco minutos los Heat ya mandaban por 12 tantos. Con el gran tridente de Miami confirmando la triple amenaza, todos los esfuerzos de Chicago se quedaron en nada y los Heat se llevaron la victoria por 96-85. Con el factor cancha a favor de los Heat, esta madrugada se disputará el cuarto partido de la serie en el American Airlines Arena.