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El PNV decidirá en Gipuzkoa, y Donostia parece segura para Bildu

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Ramón SOLA-Janire ARRONDO | DONOSTIA

La arrolladora irrupción de Bildu ha creado una situación totalmente imprevista en Gipuzkoa, y los partidos acusaron el shock en la jornada de ayer. De las declaraciones de intenciones que se fueron sucediendo se desprende una hipótesis de trabajo principal: que PNV, PSOE e incluso PP busquen un acuerdo de gobierno en la Diputación de Gipuzkoa contra Bildu, lo que originaría graves contradicciones, sobre todo para el PNV, y que renuncien a dar esa misma pelea en Donostia. Aquí Bildu sí tomaría la Alcaldía como lista más votada, aunque con una gobernabilidad muy compleja, ya que deberá pivotar sobre PSE y/o PNV.

La única fuerza que fijó posición con claridad durante el día de ayer fue la coalición independentista y de izquierdas. Por la tarde compareció el vencedor en las Juntas Generales, Martin Garitano. Ante la hipótesis de que las otras tres fuerzas se unan contra Bildu, señaló que «no somos partidarios de los pactos que se hacen para excluir a alguien del sitio donde le han puesto los ciudadanos».

Ronda para gobernar

Lo que sí anunció Garitano fue que iniciarán, en cuanto sea posible, una ronda de contactos con todos los partidos políticos que hayan obtenido representación, sin excluir a ninguno, con el objetivo de conformar gobierno en la Diputación y el Ayuntamiento de la capital. Garitano adelantó que algunas formaciones políticas han mostrado a Bildu su «voluntad» de dialogar, sin concretar cuáles.

El representante de Bildu realizó este anuncio en una rueda de prensa en el Palacio Miramar junto al probable nuevo alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre. Acompañados de otros electos, explicaron que el trabajo que va a desarrollar Bildu en los siguientes años tendrá dos bases. Por un lado, trabajar en «el proceso político abierto en Euskal Herria, la construcción de un escenario en el cual obtengamos la paz, la normalización política y el respeto de todos los derechos de todos los ciudadanos de Euskal Herria». Por otro, desarrollarán el programa que ha obtenido «apoyo masivo».

Por su parte, Izagirre resaltó como conclusión que «los donostiarras reclaman un cambio en la manera de hacer política municipal; una política participativa, transparente, impulsora de la cultura propia y del euskara, que trabaje por la igualdad real entre mujeres y hombres, que haga partícipes a todas las personas de diferentes orígenes y que lleve a la práctica una verdadera política de izquierdas».

Reivindicó también que los donostiarras han «dejado en manos de Bildu la responsabilidad de conformar gobierno». Y que, en consecuencia, se pondrá en marcha un proceso de conversaciones con todos los grupos políticos de la nueva Corporación. «No excluimos a nadie», aclaró.

Olano calla, Elorza se duele

El PNV ha optado por refugiarse en el mutismo, pero en la noche electoral dejó dos breves mensajes que resultan clarificadores. Por un lado, que no renuncia a continuar al frente de la Diputación de Gipuzkoa, pese a que Markel Olano tiene ocho escaños y 39.000 votos de desventaja respecto a Bildu. Por otro, que sí está dispuesto a no obstaculizar a los vencedores en Donostia. El jelkide Eneko Goia dijo que en la ciudad habrá un alcalde abertzale y que no será él.

Para arrebatarle la Diputación a Garitano, Olano tendría que sumarse los diez votos del PSE de Miguel Buen. Sería una contradicción total con su mensaje tanto en la campaña -cuando ha incidido en la necesidad de frenar un pacto PP-PSE- como en la precampaña -el mensaje ``Batu Gaitezen'' estaba dirigido al electorado abertzale-. Tanto Olano como Joseba Egibar, presidente del GBB, tienen a gala representar al sector más abertzale del PNV, lo que no casaría con la maniobra contra Bildu. El mensaje justificatorio sería el que ya se fue lanzando en campaña sobre la difícil compatibilidad de las posiciones de unos y otros sobre los macroproyectos que se diseñan en Gipuzkoa.

Un supuesto acuerdo PNV-PSE podría atraer además el apoyo del PP, ya que este partido se marca como prioridad frenar a Bildu allá donde pueda. Y esto dispararía aún más las dudas en el seno del PNV.

Para que esta ecuación prospere hay que tener en cuenta además que el PSE no gana nada, aparentemente, apoyando al PNV en esta institución, salvo que la jugada se enmarque en un pacto más global.

Por lo que respecta a Donostia, no sólo Goia ha dado pistas de que acepta que la Alcaldía le corresponde a Bildu. También el propio Odón Elorza lanzó un mensaje de desestimiento ayer. Afirmó que afronta un proceso de reflexión y que no está en disposición de «mover ficha». Y se preguntó por el futuro que espera a los proyectos de la ciudad que rechaza Bildu.

ATRAPADO

Odón Elorza dio a entender que no piensa batallar por la Alcaldía. Antes, en campaña, había anunciado que renunciaría a la vara de mando si no era el más votado.

Araba y Gasteiz, pendientes de los pactos globales

La situación también es muy compleja en Araba y Gasteiz. El PP se apresuró a echar las campanas al vuelo tras lograr que Javier de Andrés sea el más votado en Juntas y Javier Maroto venciera las municipales en la capital, pero en ninguno de los dos casos lo tiene hecho. Las opciones son variadas y dependerán seguramente de decisiones generales. El PSE, por ejemplo, ya avanzó a través de su portavoz, José Antonio Pastor, que la Ejecutiva marcará las guías maestras para la política de pactos postelectorales. El jelkide Xabier Agirre puede soñar incluso con alguna carambola como la de 2007, cuando PP y PSOE no se pusieron de acuerdo y le bastaron los votos de EA para ser diputado general saliendo de la tercera posición. Sería diputado si le apoyan EB y el PSE, pero en este caso habría que ver si el actual pacto de Ajuria Enea no se resiente. Cualquier quiniela pasa por diputado general sin mayoría absoluta, porque ni siquiera la eventual suma PSE-PP llega a los 26 preceptivos. En Gasteiz, por contra, los números sí saldrían si Patxi Lazcoz apoyara a Maroto con un programa conjunto.

Pastor prepara el terreno y Azkuna será «humilde»

Bizkaia es el territorio en el que el mapa postelectoral resulta más nítido. José Luis Bilbao no dice nada por ahora, pero lo más probable parece que se apoye en el PSE para tener mayoría absoluta o que bien se limite a tomar el cargo como fuerza más votada, dado que Bildu no encontrará socios ni en el PSE ni en el PP. De hecho, José Antonio Pastor, que había hecho una campaña electoral muy agresiva contra el PNV, ya preparó ayer el terreno al hablar de que vienen tiempos de diálogo y de pactos.

En Bilbo todo el pescado está vendido. Iñaki Azkuna tiene mayoría absoluta, pero asegura que gobernará «con humildad, porque en la victoria hay que hacer las cosas con humildad».

El mandatario jelkide tuvo un recuerdo especial y sentido para sus socios de Ezker Batua, que «han sido leales, extraordinarios, que han trabajado estupendamente y, desgraciadamente, no han sacado ninguna concejalía en el Ayuntamiento de Bilbao. Lo siento mucho por ellos, porque la vida, a veces, es injusta. Creo, de verdad, que se lo merecían». Azkuna tomará de nuevo la vara de mando en sus manos el próximo 11 de junio.

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