Iberdrola celebra hoy en el Palacio Euskalduna la Junta General de Accionistas con los mejores resultados económicos de su historia pero con varios frentes conflictivos abiertos. El presidente de ACS, Florentino Pérez, mantiene su pretensión de sentarse en el consejo ejecutivo de la eléctrica, mientras que el presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez Galán, articula diferentes estrategias para evitar que ACS acceda al núcleo duro de la compañía.

También se encuentra el conflicto de las trabajadoras de la subcontrata Konecta BTO, que atiende el servicio telefónico de la eléctrica y que ha despedido ya a 27 trabajadoras desde febrero cuando «su único delito ha sido exigir lo que por ley las corresponde al total de la plantilla, que no es más que su derecho a ser subrogadas en el cambio de empresa que se produjo el 13 de diciembre de 2010, cuando era Customer Works».

No da la cara

Sánchez Galán, que este año no ha celebrado la rueda de prensa previa a la Junta General como era costumbre, cuenta con la oposición de UGT y ELA en el acuerdo de ligar los salarios a la productividad.

En este caso, los representantes de ELA Mikel Noval, Joseba Villarreal, Esteban Pereda y Xabier Durango acusaron a la multinacional eléctrica de «incrementar sus beneficios a costa de las condiciones de los trabajadores, el precio de los servicios a los clientes y el deterioro del medio ambiente».

ELA señaló que en la empresa que preside José Ignacio Sánchez Galán «los gastos de personal representan un parte muy pequeña en las cuentas de la compañía», pero «la excelente situación económica de Iberdrola no repercute en la situación de los trabajadores».

Desregulación y flexibilidad

De hecho, los representantes sindicales denunciaron que «es una empresa pionera en la desregulación y en la flexibilidad absoluta. En el anterior convenio aumentó la jornada del conjunto de la plantilla en 40 horas, lo que fue ocultado bajo la propaganda realizada respecto a las medidas de flexibilidad recogidas en dicho convenio».

En este contexto, Joseba Villarreal criticó el nuevo convenio acordado para el período 2011- 2014. «Ha tenido mucha relevancia, ya que se ha señalado que en el mismo los salarios se ligan a la productividad». Sin embargo, dejó claro que «esto en una empresa que obtiene un beneficio por persona ocupada de más de 122.000 euros al año debería llevar a fuertes incrementos salariales, ya que como se ve, la productividad es realmente muy elevada. Sin embargo -según se quejó- la realidad es diferente».

Por debajo de la inflación

Porque, según explicó ELA, el incremento anual que se fija en el nuevo convenio es de un 1% a cuenta, ese porcentaje se incrementará en un 0,5% en caso de que se cumpla el objetivo fijado, para el resultado operativo en cada año, o un 2,5% si se supera el 120% del objetivo. «En la mejor de las hipótesis, el aumento salarios se establece en el 3,5%. Es decir, por debajo de la inflación. Es un incremento que define unilateralmente la empresa y consolida las desigualdades entre trabajadores».

ELA también criticó a Iberdrola «porque es punta de lanza del negocio nuclear» y porque «presionó para la subida del precio de la luz, el triple que la inflación, a pesar de sus enormes beneficios», añadió Noval.