En el documental «Lemmy» se rompe un viejo tópico sobre los Beatles, más viniendo de un tipo duro como Lemmy Kilmister. El bajista y cantante de Motörhead afirma que en la guerra entre los Rolling Stones y los Beatle, los de Liverpool siempre han sido considerados los señoritos o los blandos, lo cual para él es completamente falso. Los Beatles procedían de la clase obrera, mientras que los Rolling se formaron en escuelas de arte para hijos de intelectuales.

Este origen social está muy presente en «Nowhere Boy», porque el joven Lennon se crió en el Liverpool marcado por la depresión de la posguerra. Nació en pleno bombardeo durante la II Guerra Mundial y le bautizaron como John Winston en honor a Churchill. Su padre estuvo siempre ausente, ya que una vez finalizada la contienda decidió enrolarse en la marina mercante, hasta que finalmente desapareció de la vida del chico para no volver jamás.

John Lennon creció rodeado de mujeres, las cuales fueron decisivas a la hora de definir su personalidad. Su tía Mimi fue la que ejerció el rol materno desde un principio, papel que en la película es interpretado por Kristin Scott-Thomas. La madre biológica es encarnada por Anne-Marie Duff, quien ejerce el cometido de desencadenante dramático, al morir en un accidente cuando su hijo tenía 17 años y apenas había comenzado a dar sus primeros pasos musicales.

El retrato familiar parte de las memorias escritas por Julia Baird, hermanastra de John Lennon, nacida del segundo matrimonia de su madre Julia. Esta mujer tiene en la actualidad 64 años, siete menos de los que tendría su hermanastro de seguir vivo, resultando fundamental para la aproximación a aquel muchacho rebelde, al que sus profesores auguraban un futuro desastroso. En clase se dedicaba a hacer caricaturas y era calificado como un payaso que influía a sus compañeros para mal.

Aquel banjo

La vocación musical de John hay que atribuirsela a su madre Julia, debido a que la tía Mimi se sentía más responsable de su educación y quería convertirle en un hombre de provecho. Julia fue la que regaló el famoso banjo con el que aprendió a tocar rock&roll y aquella canción iniciática de Fats Domino «Ain't That Same». Al cumplir los 15 le regaló su primera acústica Gallotone, con la que se animó a fundar el grupo The Quarrymen, que hacían el típico sonido skiffle de mediados de los 50. En cuanto a la imagen, el joven Lennon vestía y se comportaba como un Teddy Boy, una variante de Rocker muy british, aunque su mayor influencia era entonces Elvis Presley.

Pese a que John vivía con su tía Mimi en Woolton, se desplazaba a Liverpool para ver a su hermana y sus amigos de allí. A su tía no le gustaban esas relaciones, pues las consideraba de clase baja. Entre los 9 y 14 años pasó los mejores veranos de su vida en Escocia, donde encontraba una liberación junto a sus primos Stanley y Leila. En Edimburgo se comienza a apreciar el atractivo y carisma de aquel chico de Liverpool, aspecto en el que la realizadora Sam Taylor-Wood, procedente de las artes plásticas, ha querido incidir.

La implicación de la debutante en el retrato sexy de John ha sido total, como queriendo sonsacar lo que había en aquel joven que después llegaría a ser un icono universal, multiplicado por su muerte violenta. Sam Taylor-Wood está unida sentimentalmente al actor Aaron Johnson, que da vida a Lennon, y eso se nota en el enamoramiento de la cámara.

Aaron Johnson se consagró con «Kick-Ass», pero su papel era el de un auténtico nerd convertido en torpe superhéroe. Difícilmente podía mostrar en semejante película un lado atractivo al gran público, así que en «Nowhere Boy» el talentoso actor inglés trata de sacar fuera la sexualidad que permanecía oculta. No en vano ha de meterse en la piel de un Lennon que siempre tuvo éxito con las chicas, rivalizando con Paul McCartney a partir de 1960, en que formaron The Beatles. Esa es la barrera temporal que no atraviesa «Nowhere Boy», que se queda en los 50, cuando, todavía desconocidos, el decisivo viaje a Hamburgo ni siquiera había sido planeado.