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Llamamiento tribal general para derrocar al presidente de Yemen

La principal confederación tribal de Yemen hizo un llamamiento al resto de clanes del país para que se le una en la guerra abierta contra el presidente yemení, Ali Abdallah Saleh, mientras los enfrentamientos suman ya alrededor de un centenar de muertos. Todo apunta a una lucha encarnizada entre las élites del país. La revolución que protagonizan en la calle los jóvenes desde el mes de febrero saldrá perdiendo, sea cual sea el desenlace.

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El jeque tribal yemení Sadek Abdallah al-Ahmar instó a todas las tribus del país a que se le unan en la lucha armada contra el presidente, Ali Abdallah Saleh, poco después de la emisión de una orden de detención contra él, que lidera la poderosa e influyente confederación tribal de los Hached.

«Es necesario que ninguna tribu se retrase», señaló al-Ahmar, cuyas milicias se enfrentan desde el lunes a las Fuerzas Armadas del régimen en la capital, Sana´a, con un saldo de alrededor de un centenar de muertos en cuatro días de combates.

Al menos 24 personas murieron en los enfrentamientos en la madrugada de ayer en el barrio de al-Hasaba y cerca del aeropuerto, que tuvo que ser cerrado temporalmente. Con este balance se elevan a 68 los muertos en los combates desde el lunes. Pero el balance podría aumentar, porque los servicios de socorro no han podido entrar más que a la periferia del barrio, que se ha convertido en el epicentro del pulso entre el jeque Sadek y el presidente Saleh.

Además, otras 28 personas murieron ayer en la explosión de un depósito de municiones que pertenecía al clan de los al-Ahmar.

Una fuente de la primera división blindada del Ejército yemení, que desertó y se pasó al bando opositor y que controla el sector donde se hallaba el depósito, atribuyó su explosión a obuses disparados por las fuerzas leales al régimen.

Saleh ordena arrestarlo

Paralelamente, el presidente Saleh ordenó el arresto del jeque Sadek y de sus hermanos «para llevarlos ante los tribunales por rebelión armada».

El jeque, que recordó que si él cae «será el fin del resto de las tribus», criticó duramente la inacción internacional, y en concreto la actuación de las cleptocracias del Consejo de Cooperación del Golfo. Les acusó concretamente de haber dado más tiempo a Saleh, al que tildó de «mentiroso», para permanecer en el poder.

Tanto EEUU como el Estado francés insistieron en exigir al presidente que acceda al plan presentado por las monarquías petroleras y que firme su retirada del poder para garantizarse, a cambio, su impunidad. Por contra, los líderes tribales alzados consideran que ya es tarde y Saleh debería «salir (del país) descalzo», lo que en la cultura árabe equivale a la retirada más deshonrosa posible.

En este escenario, en puertas de una guerra civil abierta, los primeros damnificados pueden ser los protagonistas en la calle de la revuelta popular que exige, desde el 21 de febrero, el derrocamiento de Saleh sin componenda alguna.

En la Plaza del Cambio, donde acampan desde entonces los opositores, no quedaban más de 1.500 personas, mientras que la mayoría de las tiendas instaladas estaban vacías.

Muchos se han ido a casa por miedo. «Si la situación perdura, la revolución de los jóvenes no podrá triunfar», afirmaba el estudiante Bassem al-Hakimi entre el estruendo de los obuses.

Los Hached, la más potente confederación tribal del país

La confederación tribal de los Hached es un potente clan, capaz de movilizar a miles de combatientes y con sus propios recursos financieros.

El jeque Sadek al-Ahmar es el primogénito de los diez hijos del influyente líder tribal jeque Abdallah al-Amar, en su día presidente del parlamento y jugaba un papel de primer orden en la vida política, «gobernando sin ser presidente» en palabras del analista Fares al-Saqqaf.

A su muerte a finales de 2007, fue sustituido por su primer hijo, quien se alineó en marzo con la revuelta contra el presidente Saleh. El jeque Sadek «es capaz de movilizar a miles de combatientes del altiplano» situado al norte de Sana´a ya que sus tropas participaron, al lado de las de Saleh, en la guerra contra los independentistas sudistas en 1994. «Es un Estado dentro del Estado, con su propio presupuesto y sus propias prisiones».

Según varias fuentes, incluidos los cables diplomáticos revelados por Wikileaks, las tribus del norte son financiadas por Arabia Saudí. Riad las apoyó en la guerra contra la joven república instaurada en Sana´a en 1962 bajo la égida del egipcio Nasser. Los jefes tribales reciben igualmente subsidios del Estado, concretamente del departamento de Asuntos Tribales.

Aunque la confederación tribal de los Bakil es más numerosa y está más extendida geográficamente, la de Hached está más unida y juega un papel más importante. El propio Saleh es miembro de un modesto clan alineado con los Hached, los Sanhan. Tanto que se decía que el jeque Abdallah «era el jefe (tribal) del presidente y que Saleh era el presidente del jefe tribal». GARA

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