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El régimen yemení sofoca a sangre y fuego la revuelta en la ciudad de Taez

Tras reunir a los generales que siguen siéndole fieles, el dictador yemení, Ali Abdallah Saleh, ordenó el asalto sin contemplaciones de la acampaña de protesta de Taez, la antigua capital del país y el principal bastión de la revuelta. La operación, que incluyó fuego real contra los manifestantes, se saldó con alrededor de una veintena de muertos. La oposición ha lanzado un SOS y pide una intervención internacional.

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El régimen de Ali Abdalla Saleh desmanteló brutalmente y dejando un saldo de una veintena de muertos la acampada de protesta de Taez, la mayor ciudad del suroeste de Yemen y una de las primeras en levantarse al calor de las revueltas árabes.

Las fuerzas leales al régimen llegaron a emplear fuego real para dispersar a los manifestantes, según informaron fuentes hospitalarias

La acción policial, que comenzó en la noche del domingo se prolongó durante la madrugada en la plaza Libertad del centro de Taez, antigua capital y el principal centro industrial de Yemen situado a 270 kilómetros al sur de la actual capital, Sana´a.

Los soldados y policías, a bordo de carros y blindados utilizaron cañones de agua para reprimir a los manifestantes e incendiar el campamento que habían levantado en la plaza, y también usaron fuego real para aplastar la protesta.

Taez es uno de los principales bastiones de la contestación al régimen. Fue la primera ciudad en organizar a finales de enero una acampada permanente contra el dictador Saleh, imitando las protestas políticas que se instalaron en la plaza Tahrir de El Cairo en enero pasado. La acampada en Sana´a, concretamente en la bautizada «Plaza del Cambio», no comenzó hasta el 21 de febrero.

Saleh reune a sus aún fieles

La agencia oficial Saba informó de que el presidente yemení reunió en la noche del domingo a los jefes militares que le siguen siendo fieles y les instó a resistir y a responder con firmeza a los desafíos» a que se enfrenta el país, orginados según él «por hordas fuera de la ley y por corruptos», en referencia a la oposición política.

Saleh rechazó la semana pasada firmar un acuerdo para su salida ordenada del poder, auspiciada por las cleptocracias del Golfo y amenazó a la oposición con desatar una guerra civil.

La oposición tolerada mostró su indignación por la solución represiva en Taez, que no dudó en calificar de «crimen contra la humanidad», y volvió a pedir presión internacional para lograr la caída del régimen.

«Ha sido una masacre. Los heridos han sido buscados uno a uno en las calles para ser detenidos», narró el activistas Buchra al-Maqtari. Y es que cientos de manifestantes que intentaron huir del asalto fueron perseguidos cuando intentaban protegerse en las calles laterales y detenidos, según los testimonios.

Siempre según fuentes presentes durante el asalto, 27 heridos -entre ellos varios en estado grave- fueron detenidos cuando estaban ingresados en un hospital de campaña en la plaza.

Un núcleo de opositores se refugió en los patios de viviendas cercanas y aseguraron que volverán a la plaza.

CApturadas

El Gobierno francés evocó como «cada vez más creíble» la hipótesis del secuestro para explicar la desaparición de tres personas de nacionalidad francesa, dos mujeres y un varón, en Hadramut.

desertores

Generales disidentes alineados con la oposición acusaron al régimen de dejar la provincia sureña de Abyane en manos de los «terroristas» y urgieron a los soldados a desertar para salvaguardar el país.

Saleh trata como sea de agitar el fantasma, real, de Al-Qaeda

La conquista de una localidad en el sur de Yemen por hombres que se presentaron como milicianos de Al-Qaeda suscita micos interrogantes en un momento en el que el régimen lucha por su supervivencia.

La localidad de Zinjibar, capital de la provincia de Abyane tomada por un millar de hombres armados, seguía siendo ayer escenario de combates , que de madrugada se saldaron con la muerte en emboscada de cuatro soldados, entre ellos un coronel.

El Ministerio de Defensa insistió en que entre los combatientes, que no dudó en vincular a Al-Qaeda, habría afganos y egipcios.

Aunque es cierto que el yihadismo está bien implantado en la provincia de Abyane, el principal líder tribal de Zinjibar, Tarek al-Fadhli, en su día yihadista, puso en duda que este grupo, que ocupó la localidad sin pegar un sólo tiro, pertenezca realmente a Al-Qaeda, y no excluyó que el régimen esté intentado jugar esa carta para mantenerse en el poder.

El presidente Saleh ya advirtió hace días de que en caso de que fuera forzado a irse, «Al-Qaeda va a salir reforzado en Hadramut, Chabwa y en Abyane». Al-Fadhli aseguró que los combatientes, llegados de la localidad vecina de Jaar el viernes, conquistaron la localidad cuando todos los responsables del régimen habían huido.

Ellos aseguran formar parte de los «Partidarios de la Sharia (ley islámica) y fuentes locales informaban de que tendrían rodeada a la 25 brigada mecanizada del Ejército.

El analista Said al-Janhi duda también de que estemos ante Al-Qaeda. «Tomar posiciones fijas, susceptibles de ser bombardeadas, no es su método». GARA

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