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Crónica | Acampada en Barcelona

El debate enquistado en plaça Catalunya avanza al parlament

Cierto aire de incertidumbre acecha la plaça Catalunya. El rumbo al cual dirigirse parece, por unos instantes, difuso. Las propuestas sobre la mesa no convencen a quienes han optado por levantarse e irse. El movimiento 15-m, no obstante, consigue hacer frente al temporal y calzarse un salvavidas cuando el barco parece perderse entre las variadas intervenciones.

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Alberto PRADILLA

«Tenemos cuatro opciones: marcharnos el domingo, el día 15 antes de bloquear el Parlament, el 19 para ir a la manifestación o nos quedamos aquí de forma indefinida». Después de varios días de especulaciones, debates y una votación pospuesta por la tromba de agua que cayó el martes en Barcelona, la asamblea de la Plaça de Catalunya debía de tomar una decisión sobre su continuidad el pasado miércoles. Y la respuesta fue unánime: aguantar indefinidamente «hasta que encontremos la manera de transformar el campamento». Sin embargo, esto no oculta los riesgos a los que se enfrenta el movimiento 15-M en la capital del Principat. El cansancio y los problemas de coordinación comienzan a convertirse en enemigos de una asamblea voluntarista que sabe que tiene que transformarse pero que no termina de decidir hacia dónde.

«Nosotros nos quedamos». Antes de iniciarse la votación, varios jóvenes atraviesan la plaza (todavía abarrotada), con una precaria pancarta. En el ambiente se respira la incertidumbre.

Es evidente que la mayoría de los asistentes han venido a expresar su opinión sobre la continuidad o no de la acampada. Pero antes de abordar el tema central (únicamente su votación, ya que tres horas antes se había celebrado una maratoniana reunión con el objetivo de acordar propuestas), se tratan cuestiones como el horario de la cocina, ahora restringido a los miembros de las comisiones. «No es normal. Hablamos antes de la comida, de nuestras relaciones con otras acampadas, que de los contenidos políticos. Parece que se nos ha olvidado por qué estamos aquí», protesta Joan, un joven de Reus que desembarcaba por primera vez en Plaça de Catalunya «para votar el derecho de autodeterminación». La inclusión de las reivindicaciones nacionales dentro de la tabla de mínimos ha constituido el segundo punto caliente de la semana. Finalmente, esta cuestión se abordará en la asamblea de hoy.

Repaso de las propuestas

Pasadas las 23.00 horas, comienza la votación. Y se apaga el generador por falta de gasolina. Comienzan los corrillos. Después de la euforia por resistir la irrupción de los Mossos y el peligro de la celebración del Barça, el eterno debate sobre qué hacer ha terminado por enrarecer el ambiente. En medio de la confusión generalizada, hay que releer las propuestas. Primera: levantar el campamento el domingo. Segunda: marcharse el 15, antes de partir hacia el Parlament, donde está convocada una cadena humana para impedir el acceso a los diputados que votarán los presupuestos. Tercera: esperar al 19, cuando está convocada una manifestación contra los recortes sociales impuestos por CiU. Cuarta: mantenerse indefinidamente hasta que haya una propuesta clara sobre cómo continuar. Esta decisión será revisada cada domingo. Por aclamación, la última vía es la que triunfa. En cuestión de segundos, decenas de personas abandonan la plaza y, por unos momentos, parece que la asamblea se ha ido de las manos.

«Para avanzar es necesaria la autocrítica. Y lo que falta en este debate son contenidos políticos. Sin ellos, cuando desmontemos la acampada no podremos decir que conocemos el camino de vuelta a Plaça de Catalunya», defiende un joven en el último turno de palabra. Para entonces, los asistentes se han reducido a la mitad; aunque las palabras arrancan la mayor ovación de la noche. Como colofón a la asamblea más caótica, un espontáneo ebrio intenta hacerse el dueño del micrófono intentando lanzar un discurso sobre el toreo del que apenas se puede entender nada entre balbuceos.

No obstante, la asamblea del miércoles es un espejismo. Y el jueves, sin tanto que discutir sobre infraestructura, la política regresó a la plaza. Esta vez sí, con decisiones concretas: el martes, día 14, las tiendas de campaña se montarán en la Ciutadella, frente al Parlament, como apoyo para la protesta contra los presupuestos. ¿Una oportunidad para vaciar la Plaça de Catalunya con sensación de victoria? El domingo, el debate volverá a una plaza que, ahora sí, parece haber reconducido las discusiones.

 

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