Es interesante vivir día a día las acampadas como un fenómeno social que se extiende y desde donde se siguen sumando los jóvenes indignados que han decidido salir a las calles. Los jóvenes nos han puesto el ejemplo y nos están dando grandes lecciones de todo tipo, ellos mismos han creado su propia universidad popular donde cada día se están formando nuevos líderes.

No falta quien critique y casi siempre sin conocimiento de causa, por eso es importante que la gente se acerque no sólo a las asambleas sino en el día a día de todo tipo de trabajo, donde nadie es imprescindible y, sin embargo, cada persona que participa es importante y necesaria. Porque poco a poco van creando su propio discurso y van organizándose participando en grupos de trabajo, de debate, de análisis, de acciones directas, aportando sus conclusiones, sus propuestas y dejando claro el por qué de su indignación y qué es lo que pueden hacer para ser escuchados y atendidos por los políticos, qué cambios radicales en el sistema económico, político, educativo y demás sistemas se pueden proponer. No es una tarea fácil, es un trabajo arduo y que llevará su tiempo, pero este primer paso lo han dado llenos de energía y entusiasmo y muchos de nosotros no tenemos derecho moral de criticarlo sino al contrario, de sumarnos a ellos y de aprender de y con ellos, puesto que hay mucho que aprender y que aportar.

A pesar de posibles desalojos policiales o de que desde las diferentes asambleas se decidiera levantar sus acampadas, no deja de ser importante lo hecho hasta ahora, porque a partir de aquí, se llevarán ideas y propuestas con muchos deberes por hacer. Además de acción conjunta que no podrán detener las trampas electorales antidemocráticas, ni los discursos falsos de los políticos, y si los políticos desean actuar con un mínimo de inteligencia tendrán que escuchar qué dicen, qué proponen estos jóvenes, porque serán ellos quienes lleven la palabra del pueblo. Hay esperanza de comenzar a recuperar el orden de la vida política, porque hace mucho que todos nos perdimos y hemos permitido que sean los políticos quienes digan qué hay que hacer, y ahora tenemos la posibilidad de recordar y recordarles que es todo lo contrario, que es el pueblo quien debe decidir, y no ellos.

Y no conformes con recordarlo, tendremos que enderezar y reconducir la historia política en todos los ámbitos y en todos los aspectos, con una pista muy fuerte que nos puede servir de base: cambiar el sistema económico que nos hunde, somete y ahoga a todos los ciudadanos.

Hay mucho que debatir y proponer y es de agradecer toda la ayuda y respuesta que la gente que se acerca está ofreciendo cada día; ninguna ayuda y ninguna persona sobra o está de más, y desde aquí mi reconocimiento a todo el trabajo y esfuerzo que hace cada día la gente que mantiene estás acampadas porque es la forma de mantener la esperanza de que todavía podemos hacer algo para buscar un mundo más justo y equilibrado para todas las personas.