Arabia Saudí, donde se encuentra hospitalizado el presidente yemení, Ali Abdallah Saleh, tiene la llave de una solución en Yemen, al poder forzar al jefe del Estado a firmar un acuerdo de transición, impidiendo su regreso a Sana'a si no lo hace.

Saleh se encuentra en Riad hospitalizado desde el sábado después de haber sido herido en un atentado. En todo momento se ha resistido a dejar el poder, a pesar de la ola de protestas en el país y de las presiones internacionales para que firme un acuerdo que le proporciona inmunidad. Pero su presencia en Riad podría constituir una ocasión para el reino saudí para relanzar sus esfuerzos por una transición controlada. Según el analista del Brookings Doha Center, Arabia Saudí tiene un interés estratégico en la estabilidad en su país vecino y, cada día que pasa, se debilita la posición de Saleh, reduciéndose las posibilidades de regresar .

El vicepresidente yemení Abedrabo Mansur Hadi, aseguró el lunes que regresaría «en los próximos días» pero, según altos funcionarios estadounidenses citados por la televisión CNN sufre quemaduras en el 40% del cuerpo y tiene un pulmón colapsado como consecuencia del atentado, por lo que se hace difícil que pueda regresar en breve. La oposición parlamentaria se ha mostrado dispuesta a impedir el retorno y los jóvenes que acampan en la plaza del Cambio, motor de la revuelta en el país, convocaron ayer una manifestación que reunió a decenas de miles de personas para reclamar que Saleh no regrese. La manifestación se concentró frente a la residencia del vicepresidente, que ahora ha asumido el control del país, y reclamaron un consejo presidencial transitorio.

Riad mantiene buenas relaciones con Saleh, pero también con la tribu de los Hached, que combate con las armas a las fuerzas leales al presidente.

Taez, en manos de los rebeldes

Mientras tanto, opositores armados anunciaron ayer haber tomado el control de Taez, la segunda ciudad de Yemen, después de haberse enfrentado a las fuerzas leales a Saleh.

El principal jefe tribal de la región, el jeque Hamud Said al-Mekhlafi, jefe del consejo tribal,

aseguró que habían tomado el control de la ciudad, situada a 270 kilómetros al sudoeste de la capital, que ha vivido movilizaciones en contra del régimen de Saleh, pero también enfrentamientos de grupos armados frente a la Guardia Republicana fiel al Gobierno.