«Después de una crisis, se necesitan entre ocho y diez años para reflotar»
Pedro Schwartz, actual presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia de la Comunidad de Madrid y acérrimo defensor de la economía de mercado, ha pasado por Bilbo para presentar su último libro, «La economía explicada a Zapatero y a sus sucesores», de la editorial Espasa, en el que vuelve a explicar las leyes de la economía para que no ocurran «desastres como el actual».
Juanjo BASTERRA | BILBO
Aunque el título del libro hace una referencia directa -«un poco provocadora», como reconoce en la entrevista a GARA- al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, admite que dentro es «un repaso a las leyes de la economía, que nadie debería perder de vista», porque, como concluye, «lo que no se puede hacer, no se puede y, además, es imposible».
«La economía explicada a Zapatero y a sus sucesores», editado por Espasa, «no es un un libro de recetas para salir de la crisis ni un libro de autoayuda para recobrar la confianza perdida. Es un libro de explicación de las leyes de la economía, cuyo olvido conduce a desastres como el actual», indica este economista.
Pedro Schwartz ha sido catedrático de Economía en tres universidades y en la actualidad es profesor extraordinario de la Universidad San Pablo CEU. Defensor de la economía de mercado, admite que se han traspasado las leyes vivas de la economía y «así de mal nos va».
¿Quienes nos gobiernan no tienen ni idea de economía?
Ni idea no. Se dejan llevar por ideas y creencias equivocadas. Hay gente muy buena. Cada uno será del color político que quiera, pero no se puede hacer una purga semanal y medidas nuevas cada siete días.
La planificación que usted demanda no cuadra precisamente con la crisis, que obliga a tomar medidas y decisiones rápidas
En el caso de la crisis financiera sí, pero no en todo lo que tiene que ver con la caída del ciclo económico. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos y especialista en la crisis de 1929, decidió bien en mantener la liquidez de algunos bancos, porque si se congela el dinero, se congela la actividad. Una de las razones de la crisis es algo que se hizo, y que no debía de haberse hecho, como es tener unos tipos de interés bajísimos durante seis años, lo que engordó la burbuja. Así lo indican las leyes de la economía, que no se pueden saltar.
¿La economía especulativa está ganando en esta crisis?
Destacaría dos tipos de especulación. La fomentada por los intereses bajos del mercado financiero entre los años 2001 a 2007, que propició la especulación en Bolsa, en el mercado inmobiliario y en la financiación con la estrategia basura. Nace del dinero baratísimo y porque los bancos funcionaron con nuevos métodos, menos prudentes. Otro tipo de especulación es entre las personas que prevén que va a ocurrir un incidente y apuestan contra él. Por ejemplo, si saben que Grecia no va a poder pagar la deuda que ha contraído, los especuladores venden deuda griega y hacen que sea más cara. Con Portugal nos han dicho que no podía, hasta que ha pasado eso: que no podía. Ellos ganan.
El Gobierno español, ¿está perjudicado por esa fuerte especulación?
Sí. Porque no está haciendo aquello que sería necesario para que los especuladores perdieran dinero. No hay una política económica que tranquilice a los especuladores.
En el libro tacha al euro de «Frankenstein». ¿Es euroescéptico?
No. No es eso. Se deben cumplir las condiciones para estar en el euro, como es un control del déficit de las cuentas públicas. Hay países que no cumplen esa regla. Si no cumplen, tendrán que estar fuera, o que se les suspenda su permanencia. Pero en la UE no se quiere hacer eso de echar a países porque haría daño. Así, estamos en la otra salida: meter y meter dinero para salvar a Grecia, Irlanda y Portugal, o los países que se sumen.
La presión del FMI, la OCDE o la Comisión Europea, ¿no es asfixiante contra los gobiernos?
Esto es como cuando vas al médico y te dice que debes dejar de fumar. Le contestas que eres soberano, que fumarás lo que quieras, pero te contesta que si lo haces, vas a morir. El médico nos está diciendo que estamos fatal. Si el Estado español no tuviera que pedir dinero prestado podría hacer un corte de mangas a todas estas instituciones, pero no puede.
Estados Unidos tiene una deuda muchísimo mayor.
Hace muy mal. Está pagándolo con un dólar muy bajo y con recortes brutales en los gastos para recomponer la arquitectura económica del país. En esta crisis nos hemos dado cuenta de que el límite de la deuda es muy inmediato.
Es difícil creer, como usted dice en el libro, que el Estado de Bienestar no sea sostenible.
Mucha gente puede no aceptar esto. Es la mayor crítica que me está haciendo.
Pese a no ser partidario de las predicciones, ¿cómo ve el futuro inmediato?
Parece que la economía no va a arrancar. Hay estudios de ocho siglos de crisis financieras que dicen que después de lo que estamos pasando, durante ocho o diez años el crecimiento estará por debajo de la tendencia. Creo que vamos a tener un crecimiento desvaído en los próximos años. Eso es muy malo.
¿Hay que prepararse para las siguientes crisis?
¿Las siguientes? El sector inmobiliario en Brasil está saliéndose por las nubes. La gente está muy inquieta. Y la inflación de China está muy alta, por encima del 5%. Creo que deberán manejar bien esas situaciones. China permitiendo que la moneda se revalúe y los brasileños, restringiendo el crédito bancario. Se trata de no tropezar de nuevo con la misma piedra. No obstante, no da la impresión de que va a haber una crisis como la que estamos padeciendo, pero sí puede ocurrir que algún país de esos ponga las cosas difíciles y en peligro al resto.
«Si el Estado español no tuviera que pedir dinero prestado, podría hacer un corte de mangas al FMI, la OCDE y la Comisión Europea, pero no puede».