El comisario europeo de Salud y Consumo, John Dalli, pidió a las autoridades sanitarias que «no se precipiten» al extraer conclusiones sobre el brote infeccioso provocado por una variante agresiva de la bacteria «E.coli». Una petición directa a Alemania para que no lance nuevas alertas sobre su origen hasta tener pruebas científicas que lo justifiquen porque lo contrario «sólo genera miedo y perjudica al sector hortofrutícola».

«Es crucial que las autoridades nacionales no se precipiten al dar información sobre el origen de la infección que no esté comprobada con análisis bacteriológicos», reclamó Dalli ante el pleno de la Eurocámara.

Así, recordó que las sospechas iniciales de Alemania sobre los pepinos españoles y las posteriores sobre determinados germinados como posible fuente de la epidemia no han sido confirmadas por ningún test. Por eso, instó a los estados miembros a que eviten «conclusiones prematuras» y sólo desencadenen el sistema europeo de alerta alimentaria cuando tengan «pruebas científicas».

No obstante, exhortó de nuevo a Alemania a que «refuerce la vigilancia y los controles para identificar su origen y frenar el contagio de la infección», para lo que cuenta con el apoyo de expertos epidemiológicos enviados por Bruselas.

Dalli subrayó que el brote está geográficamente limitado al área que rodea Hamburgo, por lo que reiteró que no hay motivo para prohibir ningún producto a escala de la UE e insistió en que cualquier veto, como el que ha establecido Rusia a las frutas y verduras comunitarias, es «desproporcionado». Pero Moscú se reafirmó ayer en su decisión e insistió en que sólo levantará la prohibición a su importación cuando reciba garantías verificables de que se trata de una producción segura.

«Sustancial y equilibrada»

Coincidiendo con la intervención de Dalli, los ministros de Agricultura de la UE celebraron una reunión extraordinaria en Luxemburgo para tratar la cuestión de las compensaciones al sector hortofrutícola.

En su primera oferta, Bruselas propuso una ayuda de 150 millones de euros para compensar a los productores, pero varios estados miembros la rechazaron al considerarla «insuficiente», ya que sólo permitiría cubrir un 30% de las pérdidas. Ese rechazo llevó al comisario de Agricultura, Dacian Ciolos, a anunciar que hoy mismo presentará una mejora «sustancial y equilibrada» de ese fondo tras comprometerse a «revisarlo al alza». Confió en encontrar un «equilibrio» entre lo que la UE puede ofrecer y el número de categorías que podrán optar a las ayudas. Los pepinos, tomates y lechugas son los alimentos más afectados por la caída de ventas y se estudiará la inclusión del calabacín, el pimiento y la zanahoria.

En cualquier caso, Ciolos dijo que «no creo que el presupuesto permita llegar al 100%» y recordó que los agricultores inscritos en organizaciones agrarias (35,5%) pueden optar a otras ayudas previstas para situaciones de crisis.

Mientras tanto, los científicos siguen buscando el origen de la epidemia que ha asestado ese duro golpe a la agricultura comunitaria.

Las primeras pruebas realizadas a las semillas germinadas cultivadas en una granja alemana dieron el lunes negativo y ayer dio el mismo resultado el análisis realizado en un paquete de germinados que uno de los infectados en Hamburgo tenía en su nevera. Las autoridades esperan todavía el resultado de otras 17 muestras.

El paso del tiempo dificulta el hallazgo de la fuente del foco infeccioso.

En 1996, se produjo un episodio similar en Japón, que infectó a 10.000 personas y provocó la muerte de ocho. Entonces la sospecha recayó sobre las semillas germinadas de rábano, pero nunca se pudo probar, y algo parecido podría suceder en este caso en Alemania.