Las dependencias de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbo se vistieron de gala el 14 de junio para otorgar el premio de fin de carrera a Iván Seras, un joven bilbaíno de 26 años que ha diseñado un innovador mecanismo móvil que orienta los paneles al Sol con un coste mínimo. Actualmente trabaja en el sector de la automoción y admite que fue este proyecto -no el premio- el que le ayudó a buscar trabajo, por lo que la recompensa «es doble».

Las centrales fotovoltaicas convierten la energía del Sol en electricidad, lo que constituye un recurso renovable de enorme potencial. No obstante, hoy por hoy plantean problemas de rentabilidad debido a su alto coste en relación a la energía que producen. Si los paneles permanecen estáticos, las variaciones en la posición del Sol hacen que no haya un aprovechamiento óptimo.

El trabajo de Seras ha consistido en diseñar un mecanismo que minimiza el consumo, y el consiguiente coste, de la electricidad utilizada para mover los paneles y orientarlos, aumentando así su rentabilidad y reduciendo al tiempo la tasa de emisiones de CO2, causantes del cambio climático. El proyecto incrementa la capacidad de captación hasta en un 30% respecto a los paneles fijos, al tiempo que reduce en un 75% el consumo energético de un seguidor solar convencional. El ahorro del consumo energético pasaría de este modo de 100 vatios día a 27 vatios día.

A la hora de desarrollar su diseño, Seras -que ha tenido el apoyo constante de su tutor, Oscar Altuzarra, y del Departamento de Ingeniería Mecánica de la UPV-EHU- se ha basado en la llamada «cinemática paralela». Ha diseñado un mecanismo capaz de realizar dos giros y dos traslaciones, con cuatro brazos articulados en sus extremos y unidos a una columna central, de forma que la plataforma pueda permanecer en todo momento orientada perpendicularmente al Sol.

El abaratamiento en la energía consumida por los movimientos de este mecanismo se consigue mediante dos vías. Por un lado, toda la plataforma se eleva hasta lo alto del mástil en las llamadas «horas valle» (a partir de las 2 de la madrugada), cuando la tarifa eléctrica es más barata. Al disponer de varias horas hasta la salida del Sol, el motor eléctrico puede ser lento y de muy bajo consumo. Por otro, una vez alcanzado el extremo del mástil antes del amanecer, para el movimiento de seguimiento del Sol en su trayectoria diurna se aprovecha la acción de la gravedad, además de embragues electromagnéticos que proporcionan un descenso lento y controlado, a la vez que los paneles se reorientan en cada momento.

Junto al diseño mecánico, la fiabilidad del sistema se basa en el cálculo del posicionamiento y velocidad de cada uno de sus puntos durante las 24 horas de los 365 días del año, de manera que se logre en todo momento una óptima orientación al Sol.

Un proyecto redondo al que ahora le falta «buscar salida» para poder seguir desarrollándose. Precisamente, Seras comenta que a él le ha servido también para desarrollarse personalmente ya que no hay mejor forma de acabar una licenciatura.