Basta repasar las piezas principales de su arquitectura periodística para comprobar el grado de deterioro intelectual en que se encuentran sumidos los propagandistas del nacionalismo intransigente de marca hispana.

Ayer en «La Razón», el editorialista nos contaba la rocambolesca detención frustrada de Aurore Martin en Baiona y mezclaba su delirante relato en la batidora para preparar un coctel ponzoñoso.

Según el escribiente «No ha habido que esperar mucho tiempo para que se confirmara lo que «La Razón» avanzaba en su portada de ayer: que ETA utilizará los métodos y tácticas de los `indignados' para presionar y excarcelar a sus presos». Ya empezamos a liarlo todo.

Y nos cuenta así lo que pasó: «Decenas de batasunos frustraron la detención de una de sus líderes, Aurore Martín (...) Los hechos no tienen precedentes y son de tal gravedad que, además de poner en entredicho la actuación de la Policía francesa, revelan el grado de envalentonamiento del brazo político de ETA tras la irrupción arrolladora de Bildu en los ayuntamientos vascos». Ya tenemos juntos a los «indignados», a los «batasunos» y a Bildu. Sigue sumando ingredientes al cóctel.

Y si lo anterior les parecía poco, ahora llega el picante: «Parece evidente que esta extraña `operación rescate' no fue improvisada y que contó con información interna de los organismos públicos franceses». O sea que la conspiración es de altos vuelos.

El editorialista busca explicaciones que se le escapan a su mentalidad cuartelaria: «El episodio demuestra que el entramado político de ETA, neutralizado hasta hace pocos meses gracias a la aplicación cabal de la Ley de Partidos y de la Ley Electoral, ha renacido gracias a que seis magistrados del Tribunal Constitucional legalizaron Bildu, y que ha logrado hacerse con el control de un centenar de ayuntamientos, entre ellos el de San Sebastián». Tal vez sea que la mayoría de la ciudadanía de Ipar Euskal Herria no entiende qué pinta una ciudadana de Baiona en manos de un tribunal de excepción hispano por hacer un trabajo político que es legal al norte del Bidasoa. Tal vez debiera preguntarse el coctelero por qué una multitud ha votado a esa opción. No aprenden, los pobres.