Abstención en la Cámara, oposición en la calle
Pocas veces por abstenerse se ha conseguido «tanto». La abstención del PNV, CIU y UPN permitió in extremis al Gobierno español tramitar la reforma de la negociación colectiva. El PNV, por su parte, puede vender su enésimo «logro histórico», y sólo con una abstención, al conseguir «arrancar» que en caso de concurrencia el convenio colectivo autonómico prevalezca sobre el estatal. Si no fuera por las graves consecuencias que dicha reforma tendrá en los salarios de los trabajadores vascos y en la capacidad de maniobra del sindicalismo del país, sería de risa. La abstención más efectiva de la historia. Pero en realidad se trata de un apoyo activo a una política económica anti vasca y anti social.
El PNV, sin el más mínimo contraste con la mayoría sindical del país, ha abierto las puertas a una reforma que achica el campo de juego a los sindicatos, para hacerlos cada día más irrelevantes ante la centralización de las relaciones laborales. Despojar de derechos a la clase trabajadora y desarmarla para que no pueda defenderse, ésa ha sido su «histórica» contribución. Ante el negativo escenario que se abre, la mayoría sindical vasca llamó ayer a la resistencia y prepara ya movilizaciones de cara a un otoño caliente. La agresión a la que ayer se dio luz verde trasciende lo sindical y obliga a articular una respuesta como país. Defender que trabajar aquí suponga decidir aquí es vital para Euskal Herria. Y no admite la abstención.