Ocho cadenas perpetuas para la oposición comprometen el diálogo en Bahrein
Un tribunal de Bahrein ha condenado a cadena perpetua a ocho destacados activistas chiíes y líderes de la oposición acusados de «conspirar» contra el Gobierno en relación a las recientes protestas, una decisión que compromete el diálogo nacional. EEUU se mostró «preocupado».GARA |
El portavoz del partido chií Al-Weqaf, Jalil al-Marzuq, aseguró ayer que la condena a cadena perpetua de ocho opositores compromete el éxito del diálogo nacional que la monarquía de Bahrein, importante aliada de EEUU al albergar la V Flota estadounidense, propuso entablar con la oposición.
Un tribunal militar de Bahrein condenó a perpetuidad a ocho destacados activistas chiíes y líderes de la oposición por «conspirar contra el Gobierno» en relación con las recientes protestas antigubernamentales y en favor de la democracia ante el silencio generalizado de la comunidad internacional, que en otros casos no duda en intervenir incluso militarmente. EEUU expresó su «preocupación».
En total eran 21 acusados, siete de ellos juzgados en rebeldía, y los demás han sido sentenciados a entre 2 y 15 años de cárcel. Las sentencias pueden ser apeladas.
Entre los condenados a prisión perpetua figuran Hassan Mashaima, líder del movimiento opositor Haq, y Abdel Wahab Hussein, líder del islamita chií Wafa, que durante las protestas de febrero y marzo pidieron el fin de la monarquía barheiní.
Ibrahim Sharif, el líder suní del partido laico de izquierdas Waad, fue sentenciado a cinco años de prisión. Waad y el principal grupo opositor chií, Al-Wefaq, reclaman la reforma del régimen.
Según el fiscal, los acusados cometieron crímenes como «incitar al delito o intentar derrocar al Gobierno por la fuerza» en colusión con una «organización terrorista» que trabaja para otro país, en referencia a Irán.
Los acusados se mostraron desafiantes al conocer el veredicto y aseguraron que continuarán con su oposición «pacífica» a la familia real. Testigos relataron que alzaron sus puños y gritaron consignas mientras los guardias de seguridad se los llevaban de la sala.
Los dirigentes bahreiníes, de la corriente musulmana suní, aplastaron en marzo las protestas antigubernamentales, que duraron varias semanas y fueron organizadas por la comunidad chií, mayoritaria en el país.
Desde el 1 de junio, cuando se levantó el estado de emergencia, se han realizado pequeñas protestas casi diarias y en julio estaba previsto el inicio de un diálogo nacional, en el que Al-Wefaq sugirió que podría no participar al considerar que estas condenas «no encajan con un ambiente de diálogo», pues los condenados son «una parte fundamental del movimiento».
Tras dictarse sentencia, se llevaron a cabo movilizaciones en algunas localidades chiíes que fueron sofocadas por la Policía con gases lacrimógenos.
Los medios de comunicación occidentales silencian la situación de en esta cleptocracia del Golfo Pérsico, según denuncian varios expertos, que lamentan que el único «ruido» que provoque el país sea por la suspensión del Gran Premio de Fórmula 1 y no por «la revolución del pueblo» que sólo pide derechos, libertad y un cambio de régimen.