Fermin Munarriz Periodista
Una nueva oportunidad
Algunas cosas están cambiando notablemente y otras se empecinan en lo más oscuro del pasado. Esta semana he recibido con agrado saber que una notable representación de vascos defenderán el lunes en Madrid la candidatura de Donostia a la capitalidad cultural europea de 2016. Me parece una buena noticia. Supone haber llegado a la recta final en el camino de ese magno escaparate internacional. Una oportunidad para mostrar al mundo la riqueza y el dinamismo cultural de nuestra comunidad. Y también la personalidad del país que aspira a ocupar su lugar como nación libre en Europa.
Hemos constatado con naturalidad, además, que lo que parecía imposible hace unos días es posible hoy: adversarios políticos acérrimos han descubierto un punto de encuentro para respaldar un interés común. La iniciativa ha sido de Bildu, la vencedora electoral que algunos querían arrojar al mar hace apenas dos semanas. Ha sido el nuevo alcalde, Juan Carlos Izagirre, quien ha invitado a su antecesor Odón Elorza y a los portavoces del resto de grupos a defender unidos el proyecto. Tal vez para alguien será difícil digerir la presencia del anterior regidor, en particular tras los poco afortunados vaivenes en su marcha del consistorio. Sin embargo, creo que la iniciativa honra a Izagirre por su elegancia y porque demuestra altura de miras. Harán falta para liderar y gobernar el país un día. Y honra también a Elorza por saber reconducir el desaire y ponerse al servicio del proyecto por el que tanto ha luchado.
Hay otras cosas que se resisten a cambiar. Ese mismo día, y también en Madrid, en la Audiencia Nacional juzgarán a otros ocho notables paisanos por haber desbrozado el camino hacia un nuevo tiempo en el que la sociedad vasca pueda pronunciarse con libertad y garantías de respeto a su voluntad. Tampoco se me olvida que ese tribunal reclama para sus mazmorras a Aurore Martin por ejercer la misma legítima actividad política. Y aprecio similar vehemencia y coraje en la iniciativa de Izagirre, en el banquillo de los acusados y en el muro ciudadano que ha protegido a la zuberotarra. Son episodios de la misma lucha por la democracia. España tiene el lunes una nueva oportunidad. Euskal Herria ya la está aprovechando.