Maite SOROA | msoroa@gara.net
Los consuelos y la cuarta parte
Como reza el dicho, aquí el que no se consuela es porque no quiere. Y los consuelos de algunos resultan, dicha sea la verdad, entre cómicos y patéticos.
Ayer en «El Confidencial», un vetusto José Apezarena trataba de llevar ánimo a las almas atormentadas de los suyos, que vagan en pena en los últimos tiempos. Y reconocía lo difícil de la situación: «La noche del 22 de mayo tuvo ribetes de crisis cardíaca para políticos, analistas, informadores y público interesado en el escrutinio, cuando se atisbó el gran resultado que iba a obtener Bildu, la coalición pro batasuna». Pues por estos pagos, la cosa se atisbaba desde antes.
Reconocía Apezarena en el citado diario digital que «desde entonces, algunos viven todavía en una especie de `shock' psicológico, asombrados, y hasta cierto punto acoquinados, por la realidad del fuerte apoyo electoral conseguido por esas listas-tapadera». Más que acoquinados, servidora diría que airados. Pero es bastante normal si atienden a lo que dice su prensa.
Por eso mismo el columnista se afanaba en llevar paz a tan atribulados espíritus: «Sin embargo, va pasando el tiempo y quizá es llegada la hora del análisis más reposado y en frío». No le falta razón. Pero para calmar a la tropa, el de «El Confidencial» el analista reconvertido a apagafuegos empieza a decir cosas raras: «a ese propósito, tengo que proclamar algo. Bildu ha cosechado, sí, el 25 por ciento de los sufragios en el País Vasco. Es una cifra muy respetable. Pero, a la vez, es `solo' el 25 por ciento». ¡Ya quisieran los de Apezarena tener el 25 por ciento de los votos en cualquier parte! ¿O no?
De todos modos, no termina de verlo claro y va mas allá: «por añadir algo más: la han conquistado en el mejor momento posible para ellos, empujados por la euforia de que no hay violencia terrorista (Batasuna siempre ha sacado sus mejores resultados en las épocas en que callaban las pistolas), y de que empieza una nueva etapa con su apuesta por la política y no por el terrorismo. Si ese es su mejor dato, en el fondo no es tan malo para los demás: sólo el 25 por ciento». Lo dicho, el que no se consuela es porque no quiere.