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Floren Aoiz www.elomendia.com

Nuevos tiempos, nuevos desafíos

El camino no es hacer política convencional, eso ya lo han hecho, para ruina del país, los demás. El reto pasa por hacer algo distinto, que otorgue el protagonismo a la sociedad.

Martin Garitano es diputado general de Gipuzkoa y Lohitzune Txarola preside las Juntas Generales. «El País» dice que Bildu domina Gipuzkoa y es impresionante lo que puede leerse o escucharse en otros medios. La caverna ruge rebosante de odio: el terror se adueña de Vascolandia y el gobierno del PSOE ha desperdiciado años de «victorias antiterroristas» al permitir que esta coalición concurriera a las elecciones. Todos pasan por alto que estamos hablando del resultado de las elecciones, esto es, de la voluntad popular.

No podíamos esperar a estas alturas comportamientos democráticos, es cierto, pero debemos tomar nota de las reacciones, porque nos indican que en el nacionalismo español siguen primando las posiciones más retrógradas. Si alguien creía que los nuevos tiempos serían fáciles, mejor que vaya pisando tierra. Las alertas se han encendido en Madrid y París y seguramente van a reacomodar sus agendas para combatir como sea el avance de la sociedad vasca.

En este contexto, los resultados de Bildu y el nuevo mapa político e institucional suponen un desafío para las fuerzas comprometidas con el camino hacia la independencia y el cambio social y, en general, para aquellas que dicen defender los derechos del pueblo vasco. Los tiempos parecen haberse acelerado, pero estamos ante los frutos de una era dura, en la que la firmeza y la capacidad de sacrificio de la izquierda abertzale han permitido romper la estrategia represiva y abrir nuevos horizontes. Es la lucha la que ha creado esta situación, acompañada de inteligencia política, amplitud de miras y generosidad.

Unir voluntades y construir complicidades es vital. Y las fuerzas del cambio van a tener que demostrar desde las instituciones que gobiernan, desde aquellas en las que son oposición y, sobre todo, desde las instancias sociales, su capacidad para gestionar acertadamente esta situación. Bildu no tiene nada que demostrar a los partidos que nos han metido en esta crisis y han alimentado la estrategia de negación de los derechos de nuestro pueblo. La sociedad es quien merece y tiene el derecho de exigir a Bildu que lidere, de la mano de quien quiera sumarse al empeño, esta nueva era. Habrá que cambiar de paradigmas, crear nuevas ideas, articular nuevas alianzas y lanzar nuevas iniciativas. Es posible porque el cambio tiene raíces profundas. Porque, pese a los numerosos errores cometidos, se ha acertado en una trayectoria de muchos años.

Ya sabemos qué modelos no deben seguirse. El camino no es hacer política convencional, eso ya lo han hecho, para ruina del país, los demás. El reto pasa por hacer algo distinto, que otorgue el protagonismo a la sociedad. No sólo hablar del cambio, sino llevarlo a la práctica. No será fácil. Las amenazas de juicios y otras acciones represivas están sobre la mesa. Todos pretenderán desnaturalizar lo que Bildu haga o deje de hacer. Pero ¿quién creía hace dos o tres años que íbamos a ver este escenario? El cambio es posible, de hecho ya ha comenzado. ¡Salud!

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