Cuando nos pidieron echar una mano para organizar un acto de solidaridad con el pueblo palestino no tuvieron que insistir. Tampoco se lo pensaron mucho Alfonso Sastre ni los artistas autores de la reproducción del «Guernica» de Picasso. El alcalde de Gernika y todos los concejales también se mostraron dispuestos y acudieron en bloque. Colaboradores externos y voluntarios del propio Ayuntamiento trabajaron gratis un fin de semana para montar una estructura de mecanotubo, y cuatro expedicionarios vascos se han apuntado sin dudarlo, y otra se quedará en tierra por falta de espacio en la embarcación que les llevará hasta Gaza si, como dicen de las corridas de toros, el tiempo y el Ejército israelí no lo impiden.

Y es que pocas causas suscitan entre los vascos tanta unanimidad como la injusticia que están sufriendo, tantos años ya, los palestinos a manos de un régimen, el sionista, que no ha causado sino miseria y destrucción a todos sus vecinos. Sólo el genocidio saharaui puede rivalizar en simpatía entre nosotros, y es que ambos son pueblos expulsados de su tierra de origen, robados y asesinados por la potencia regional. A los vascos no nos cuesta ni poco ni mucho empatizar con ellos, comprender su sufrimiento y compartir sus ilusiones.

Ese barco que surcará el Mediterráneo hasta el otro confín con el nombre de «Gernika» en su proa y las bodegas repletas de material escolar e insumos médicos, es parte de una flota internacional que avanza en pie de paz. Una flota con brigadistas de veinte países y en la que al menos cuatro vascos, Mikelon, Edorta, Bego e Iñaki, además de llevar una reproducción del «Guernica», que es la expresión pictórica más universal y contundente del horror de la guerra; además de un abrazo solidario para el pueblo palestino, llevan también un mensaje para los ciudadanos de Israel. Éstos tienen que saber que la opresión y la ocupación de tierras no les darán nunca la paz ni la seguridad que anhelan y que por ello deben presionar a sus gobernantes para que cesen los bombardeos de población civil, respeten los derechos civiles y políticos del pueblo palestino y cumplan las reso- luciones de la ONU, que desde 1967 reconocen un territorio, asiento del futuro estado palestino independiente.

Todos los pueblos que luchamos por la libertad tenemos un sueño común, una complicidad. Por ello no hacen falta grandes explicaciones. Nosotros deseamos que pronto el pueblo palestino alcance la paz con justicia y libertad.