Es una quimera, pero soñar no cuesta nada. ¿Se imaginan los aficionados rojillos qué once se podría armar con todos los jugadores que últimamente ha vendido Osasuna, algunos que estuvieron en calidad de cedidos y otros que salieron libres, todos ellos todavía en activo y más de uno con una proyección que apunta a que van a hacer grandes cosas?

Pues tirando de hemeroteca y del recuerdo, la escuadra navarra dispondría de un conjunto de jugadores que le permitiría soñar con estar en la parte noble de la tabla, con aspiraciones de pugnar por la disputa de una plaza que diera opción a volver a repetir pasadas experiencias europeas. Un equipo inicial plagado de juventud, pero experimentado, y que, si nos atenemos al valor del mercado, podría estar rondando los 75 millones de euros.

En ese hipotético once se incluirían dos de los más recientes traspasos que ha realizado la entidad rojilla y que se refieren a los laterales César Azpilicueta y Natxo Monreal, que a punto han estado de volver a coincidir en un mismo equipo -el Málaga-, aunque esta posibilidad se haya frustrado finalmente con el fichaje de Sergio Sánchez por el club andaluz. El Valencia se apunta ahora como destino probable del de Zizur Nagusia.

Completaría esa línea zaguera el madrileño Carlos Cuéllar quien, tras su periplo por la Premier, podría regresar a la competición escocesa, e incluso volver a la Liga. El entramado defensivo se vería rematado con la presencia en la portería de Ricardo y en el central izquierdo de Miguel Flaño, posiciones ambas en las que Osasuna hasta ahora no ha exportado jugadores con beneficio económico.

Dando un salto a la medular, el doble pivote estaría formado por uno de los hombres con mayor futuro, Javi Martínez, quien no llegó a debutar con el primer equipo encarnado, pero que pese a su corta edad -22 años- ya es campeón del mundo y uno de los estandartes del fútbol vasco. El de Aiegi estaría secundado por Raúl García -ostenta el récord de ser el traspaso rojillo más caro, 13 millones-, que ha visto estancada su progresión en el siempre difícil Atlético, pero cuya valía futbolística está fuera de toda duda.

En las alas, otra de las recientes ventas osasunistas, Juanfran, una petición expresa de Quique Sánchez Flores quien, paradójicamente, apenas ha contado con él para el último tramo liguero. El de Crevillente tratará de convencer ahora a Gregorio Manzano de que tiene un hueco en el conjunto colchonero.

En el lado izquierdo habría que ubicar a David López, una de las ventas rojillas que mayor polémica desataron por parte de los rectores del club. Sin embargo, al futbolista riojano le ha costado una eternidad cuajar en el Athletic, y sólo esta última temporada ha tenido un papel relativamente importante en las alineaciones de Caparrós.

Webó-Soldado, tándem atacante

En la vanguardia de este soñado once estaría un tándem que combinaría lucha con eficacia. Criticado por su poca efectividad, Pierre Webó salió libre por la puerta de atrás rojilla, sin dejar ningún beneficio económico, pero el camerunés se ha reivindicado con goles impor- tantes en Mallorca. Los petrodólares estarían intentando convencerle para hacer las maletas en dirección al fútbol árabe.

Como punta de lanza, Roberto Soldado, el único de este hipotético equipo titular que nunca fue propiedad de Osasuna. Con su estallido goleador de final de temporada -cuatro dianas en un mismo partido, a su ex equipo, Getafe, una marca muy complicada de protagonizar-, el ariete valenciano ha demostrado ser un depredador del área y un hombre a seguir para el pichichi de la próxima campaña.

Un conjunto en el que la mitad de ellos serían navarros -cinco-, a los que habría que sumar un canterano más -si se entiende por tal a David López-, una de las señas de identidad de la escuadra navarra que tanto debate genera en la actualidad por considerar que se está perdiendo. Ricardo, Azpilicueta, Cuéllar, Miguel Flaño, Monreal, Javi Martínez, Raúl García, Juanfran, David López, Webó y Soldado. ¿Quién no pagaría por verles jugar a todos juntos?