La conferencia nuclear acepta, sin concretarlos, más controles a las centrales
Los países miembros de la Organización Internacional de Energía Atómica (AIEA) apoyan el refuerzo de los controles sobre las centrales nucleares del mundo, pero sigue pendiente si aceptarán controles internacionales o cómo financiarlos.GARA |
L0s 151 países miembros de la AIEA, con más de mil delegados, entre ellos 30 ministros, así como reguladores nucleares y expertos de todo el mundo, quisieron mostrar en la conferencia de Viena que han aprendido la lección de Fukushima y afirmaron en su declaración final la necesidad de aumentar los controles regulares de todas las centrales nucleares del mundo, recomendando de manera general un refuerzo de las normas en cuanto a seguridad nuclear.
Así, apoyaron las propuestas del director general de la agencia, Yukiya Amano, en la apertura de la conferencia. Amano anunció para setiembre un plan que detallará el camino a seguir.
En la conferencia propuso que los equipos internacionales del organismo lleven a cabo sus propias pruebas en las centrales nucleares además de las que lleve a cabo cada estado. «Las evaluaciones nacionales son el punto de partida, pero deben ser seguidas por test de expertos internacionales de la AIEA», afirmó. Las modalidades de las pruebas aún están por decidir, y, sobre todo, está en el aire si los países afectados aceptarán los controles. «La agencia no tiene el mandato legar para llevar a cabo estas misiones», reconoció el presidente de la conferencia, Antonio Guerrerio, que invitó a los países a dar muestra de su buena voluntad, solicitando estas pruebas y aceptando las que demande la AIEA.
La financiación es también una gran cuestión pendiente. «No pienso que tenemos los recursos suficientes para financiar estas futuras actividades», reconoció Amano, aunque se mostró convencido de lograrlos
El primer objetivo de la conferencia es «hacer las centrales nucleares lo más seguras posibles lo antes posible», añadió.
Según la propuesta de Amano, en una primera etapa se podría inspeccionar un 10% de las 440 plantas nucleares en marcha en el mundo, elegidas de forma aleatoria. Algunos países, sobre todo EEUU, ya han expresado sus reservas, sobre todo porque se propone hacer públicos los resultados.