La muerte se llevó a Ernesto Sábato dos meses antes de que cumpliera cien años, efemérides que estos días da lugar a distintos actos en Argentina para recordar la figura del escritor. De hecho, su familia protagonizó ayer un acto simbólico, relacionado con la conversión del hogar de Sábato en un museo que permitirá recorrer «el lugar en el mundo» del gran autor argentino.

Sábato falleció el pasado 30 de abril a causa de una bronquitis que debilitó su frágil estado de salud, lo que le había obligado a recluirse desde hace años en su residencia de Santos Lugares, en las afueras de Buenos Aires, donde pasó la mitad de su vida y escribió sus más importantes obras.

En esa apacible estancia, rodeada de vegetación, el cineasta Mario Sábato, único hijo vivo del escritor, colocó ayer una placa que marcará el inicio de las obras de restauración de la casa, que en un año prevé abrir como museo para cumplir con un sueño de su padre, señaló a Efe.

En el acto de homenaje, los nietos del autor de «Sobre héroes y tumbas» interpretaron frente a la casa fragmentos musicalizados de los más brillantes textos del escritor, y posteriormente proyectaron el emotivo documental «Ernesto Sábato, mi padre», estrenado el año pasado, en el que Mario le regaló un último adiós en vida.

«La casa está muy deteriorada. La idea es recuperarla como estaba en su esplendor, así como en el mejor momento creativo y vital de mi padre», explicó Mario. Aclaró que no le gusta la palabra museo, «porque suena a mausoleo», y detalló que este proyecto busca preservar la memoria del escritor.

Su voz en la eternidad

La voz e imagen de Sábato estará presente en cada rincón del museo a través de pantallas en las que se reproducirán viejas filmaciones caseras del escritor, muchas de ellas en la casa de Santos Lugares, así como todo el material que grabó Mario durante años para su documental, que incluye reflexiones de su padre. Serán las nietas del escritor las encargadas de guiar a los visitantes por la residencia.

Se exhibirán los objetos materiales más significativos de su vida: el escritorio, la máquina de escribir, el caballete o sus pinturas.