Cuando Manfred Gaulhofer, en su calidad de presidente del jurado, explicó la tarde del pasado martes en el auditorio del Ministerio de Cultura madrileño que la candidatura donostiarra les había impresionado por su implicación en la superación por vías culturales de una larga historia de conflicto y violencia posiblemente ni se imaginaba el revuelo que se iba a montar. La cadena de declaraciones arrancó en aquel preciso momento y fue subiendo enteros durante la jornada de ayer, hasta el extremo de que la rumorología hablaba de votaciones que habían cambiado de signo en pocas horas, -según unos, horas antes iba ganando Córdoba; según otros, Burgos- todo ello basándose en supuestas filtraciones. Lo más extraño es que lo que a priori para muchos hacía perdedora a Donostia -la alcaldía de Bildu-, luego, según los responsables políticos de las candidaturas de Burgos, Zaragoza y Córdoba -las otras tres asumieron sin problema no haber sido designadas-, la había aupado a la victoria. Por el camino se les había quedado el proyecto.

Unos, el alcalde de Burgos y de Córdoba -Javier Lacalle y José Antonio Nieto, respectivamente- anunciaban una «petición formal» de explicaciones por si había motivos políticos en la elección; otro, y quien más ruido sacaba, el de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, se planteaba acudir a los tribunales. La cosa llegó hasta el extremo de que los partidos se contradecían: el presidente del PP, Mariano Rajoy, confesaba que de Bildu se esperaba «cualquier cosa» y Antonio Basagoiti, por contra, mostraba su «alegría» por la designación y rechazaba criticarla, porque «bastante castigo tienen ya los donostiarras con tener un alcalde de Bildu».

La polémica llegó hasta el extremo de que la Comisión Europea cerró filas. «La ciudad se lo merecía», confirmó el portavoz de la Comisión Europea, Carlo Corazza. «La elección fue regular y la hizo un jurado independiente. La no violencia es un elemento importante para el programa cultural de San Sebastián», insistió en rueda de prensa. «No podemos entrar en polémicas sobre el nombramiento del alcalde. Respetamos esta elección. El alcalde fue elegido en el marco de un proceso democrático».

En la capital donostiarra, el mensaje era también ilusionante. Al mediodía se escenificaba en el Ayuntamiento una imagen de unidad que daba continuidad a la alegría vivida la víspera. El alcalde, Juan Karlos Izagirre; la consejera de Cultura del Gobierno de Gasteiz, Blanca Urgell; el diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano, los portavoces del PSOE, PP y PNV y responsables del equipo técnico de la candidatura comparecían ante la prensa y, excepto con algún matiz, la sintonía en sus declaraciones resultaba total. Ni el alcalde ni la consejera quisieron entrar en la polémica suscitada, porque «la apuesta -dijo Izagirre- es justo la contraria a la dialéctica de la confrontación, es intentar aunar», una unión, como la mostrada en Madrid, que se ha demostrado que es «el buen camino».

Ahora toca trabajar en lo que reconoció como «un desafío importante», un legado, en palabras de Urgell, para el que contarán con el apoyo del Gobierno de Lakua. A las críticas sí quiso contestar el portavoz del PSOE, Ernesto Gasco, para quien «Euskadi merece la oportunidad de demostrar de lo que es capaz. Después de años de violencia y dolor, tenemos derecho a superarlo».