Martxelo Díaz Periodista
Barcina trabaja por el consenso
Todavía no se ha presentado oficialmente el nuevo Gobierno de UPSN, pero ya ha dejado claro cuál será su línea de actuación. Van a impulsar el consenso. Pero no el consenso con los demás grupos en el Parlamento, donde usa el rodillo, sino el consenso entre los grupos sociales y sindicatos a la hora de hacer frente a sus medidas neoliberales.
En esta peculiar carrera, ya han logrado la primera medalla. La cuadrilla de Barcina, Jiménez y sus subalternos han conseguido que todos los sindicatos con representación en Educación y los demás integrantes de la comunidad educativa se pongan de acuerdo para denunciar que el nuevo equipo tiene previsto reducir drásticamente el número de plazas de profesores para el curso que viene. Aunque hay gente que pensaba que era imposible que todos los sindicatos de Educación estuvieran de acuerdo en algo, el ataque del equipo de Barcina a la educación pública ha sido de tal calibre que el consenso se ha logrado.
El argumento para meter la tijera en Educación ha sido el de siempre, el de que no hay dinero debido a la crisis y que hay que apretarse el cinturón. Pero a la primera lehendakari de la historia no se le ha ocurrido eliminar las partidas destinadas al proyecto de TAV, que sí que esquilman las arcas navarras. Se trata del mismo tren que han tenido que quitar en Castilla-La Mancha porque el trayecto entre Toledo, Cuenca y Albacete sólo era utilizado por nueve viajeros al día cuando estaba pensado para 2.190. Cada viajero salía a 2.000 euros, ya que el coste diario de la infraestructura era de 18.000 euros, a lo que hay que añadirle lo que costó construirlo.
Hasta Portugal, ahogado por las exigencias del FMI, que le está apretando las tuercas, ha decidido paralizar su conexión del TAV con Badajoz porque ha visto que supone una inversión de tal calibre que no puede hacerle frente.
Sin embargo, en Nafarroa -erre que erre, da igual Sanz que Barcina, UPN que PSN, ...- se prefiere gastar una millonada en un tren que en el futuro tendrá menos viajeros que el castellano-manchego que contratar a profesores.