Ya se sabía que en Hollywood hay muchos miembros del Tea Party, por más que la Academia aproveche la ceremonia de los Óscar para intentar dar una imagen progresista y abierta. Hasta ahora esa poderosa influencia se había concentrado en las productoras de cine cristiano que proliferaron durante el mandato de Bush. Pero nunca se había dado una iniciativa declaradamente ultraconservadora como ahora.

James Patrick Riley se ha asociado al productor de Hollywood Jonathan Wilson, colaborador de Schwarzenegger en su última etapa cinematográfica, para fundar la compañía Colonial Bay. Ha manifestado que está harto de que los cineastas independientes retraten a los miembros de su movimiento político como a bobos y, cuando decía eso, estaba seguramente pensando en la magnífica caricatura que Woody Allen hizo en «Midnight in Paris» del futuro suegro del escritor protagonista, un empresario representativo de la regresiva mentalidad del Tea Party.

El primer producto salido de la tetera de Hollywood es una serie de televisión titulada «Courage, New Hampshire», con un claro contenido patriótico. Mi miedo es que el ejemplo cunda a este lado del charco y que las televisiones de extrema derecha se animen con la producción propia. Hasta ahora se vienen limitando a emitir soporíferas e interminables tertulias en las que los participantes se dan la razón los unos a los otros, para así hacer de altavoz de rancias misivas cuarteleras. Por desgracia, no es algo aislado, ya que a algunos de tan contumaces contertulios se les puede ver animando democráticos debates en la ETB.