Jon Odriozola Periodista
Los conspiranoicos chipiritifláuticos
Son estos crápulas los que rigen los destinos del mundo mientras la revista Forbes nos distrae con las fortunas de Bill Gates o Warren Buffet, unos pardillos comparados con los tiburones
Temo que acabaré sonado pero cada vez me convence más la concepción conspiranoica de la Historia, es decir, la perpetrada por cuatro hijoputas contrarrevolucionarios. Tengo dicho que no me creo nada de las versiones oficiales (por higiene mental). Nunca creí que las Torres Gemelas se desplomaran por el impacto de dos aviones y sí por una voladura controlada (incluida la tercera torre o el misil al Pentágono). No creí pasarme de listo cuando dije que a Ben Laden no lo mataron hace poco pues ya llevaba años muerto. Y menos la versión para un público infantil de arrojar su cadáver al mar. Cometí incluso la osadía de mostrar mi escepticismo ante Wikileaks a sabiendas de nadar contracorriente (saludo aquí al colega Igor Eguren que simpatizó con mi atrevimiento). Esto es como el «testamento de Lenin», que nunca existió.
Un obrero eibartarra, del que no diré su nombre para que no se vea «contaminado» con mi paranoia-crítica daliniana, me manda un e-mail muy en la línea conspiranoica que suena a contubernio judeo-masónico en la época de Franco. En él se puede leer que desde 1913 el Banco Privado de la Reserva Federal gringa (no digo «norteamericana» porque Canadá y los Estados Unidos de Méjico también son Norteamérica, que se sepa) se apoderó de EEUU. Ellos declaran guerras (en realidad las deciden y las hacen porque ya no se «declaran»), financian atentados (Nueva York, Londres, Madrid y antes Tonkin, el Maine y hasta Pearl Harbour), asesinan presidentes (Kennedy, Roldós, Torrijos, etc.), trafican con armas de destrucción masiva (Carlyle, Bechtel, Raytheon, McDonald Douglass, etc.) y demás desmanes. Estos banqueros son dueños de los medios de comunicación encargados de dirigir nuestras mentes (Fox, CNN, NBC, ABC, CBS, New York Times) que cloroformizan al personal lo mismo con reality shows que mostrando crímenes para inocular la idea de que el vecino es un majara y cuidado con él. Los dueños de la Reserva Federal son un puñado de familias: los Rothschild, Rockefeller, Morgan Warburg, Lazard, Lehman Brothers, Goldmann Sachs y otras. Son estos crápulas los que rigen los destinos del mundo mientras la revista Forbes nos distrae con las fortunas de Bill Gates o Warren Buffet, unos pardillos comparados con los tiburones. Ningún gobierno está por encima de ellos. Son los que «rescatan» países en quiebra, los que los «salvan», para apropiárselos.
Todo esto es cierto, pero hay -a mi modo de ver- fallas. Kautsky -que no era un crack del fúmbol, con eme- hablaría del «ultraimperialismo», un gobierno mundial semisecreto tipo Bilderberg que, estos sí, conspiran para la pauperización de las masas y su consiguiente enriquecimiento particular, con crisis que sólo ellos provocan. Yo, por el contrario, creo en la rivalidad interimperialista. Claro que hay quienes entienden que «hacer política», como Ezker Batua, es negociar poltronas a cambio de equis votos, o sea, qué hay de lo mío.
Y van de «izquierdas», tú. Yo me lo haré mirar.