Antonio Camacho entró al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como secretario de Estado de Seguridad de la mano de su primer ministro de Interior, José Antonio Alonso, y allí se ha quedado hasta que la marcha de Alfredo Pérez Rubalcaba le ha permitido el ascenso a la cartera, que se interpreta como premio al trabajo realizado hasta la fecha, al que ya sólo se espera que dé continuidad en los meses que faltan para que baje el telón y se convoquen elecciones.

Camacho ha sido un número 2 discreto, un buen técnico que apenas ha dado de qué hablar, aunque en los últimos años ha tenido que dar la cara varias veces en el Congreso y en el Senado. Buen conocedor del Ministerio, ha llegado a sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba en varias cumbres internacionales.

Pese a todo, su biografía oficial está llena de datos sobre acontecimientos ocurridos durante su periodo al frente de la Seguridad del Estado, y no de acciones o iniciativas que él haya acometido.

Sin embargo, en cuanto se conoció su nombramiento, a la memoria de muchos vascos (y a varias páginas web, de inmediato) volvieron las imágenes en las que Antonio Camacho, secretario de Estado de Seguridad, incapaz de dar respuesta a las preguntas sobre torturas de un periodista australiano, acaba ordenando cortar la entrevista(www.youtube.com/watch?v=Ga84rl-4gqg).Acostumbrado a los medios españoles, no supo afrontar preguntas tan sencillas como perfectamente documentadas por el entrevistador.