EH Jaietan | Iruñeko Sanferminak
Si te caes del tendido, ser charanguero puede ser una profesión de riesgo
Aunque todo parezca cachondeo y marcha la verdad es que los charangueros sufren los despistes. No solo los suyos, los de los demás también. Desde tener que aguantar que a los de las peñas se les olvide su merienda o el abono de los toros, a sufrir las resacas a ritmo de bombo de todo es posible. También hay hueco para los accidentes, como caerse del tendido.
Iosu GANUZA | IRUÑEA
La charanga Jaiak de Barañain toca en los toros para la peña La Única. Desde hace días cuentan con uno menos debido a un accidente. «Estábamos el día 7 en la Plaza de Toros, cuando uno de nosotros se tropezó y acabó despeñándose gradas abajo», afirma Eneko, uno de los componentes de Jaiak. Y es que, por increíble que resulte, los charangueros también se pueden hacer daño.
Pueden aguantar estar durante nueve días de fiesta y sus correspondientes resacas tocando noche y día. Todo el mundo se pregunta como lo consiguen, y los de Txorongo, que tocan para Los de Bronce, nos lo han contado: «Se aguanta intentando descansar, evitando salir por la noche los días que tocamos de mañana y bebiendo mucho» (se recomienda pensar que es agua a lo que se refiere). De todas maneras dicen Mikel y Txufu que «siempre hay que se suele tirar del barco porque se ha pasado a la noche». Son dos miembros del grupo y han aprovechado para reivindicarse diciendo que «estamos hartos de que siempre se les olviden nuestras entradas para los toros. Además el día que no se dejan la pancarta se dejan la merienda». Pero, a pesar de sus quejas, dicen que «hacemos lo que nos gusta, y aunque a veces hay que aguantar mucho, disfrutamos aunque estemos con resaca».
Están hechos de otra pasta, eso es innegable. Y eso lo confirma Eider, miembro de Elektrotxaranga de Gaztepeña, al recordar como «el primer año de sanfermines estuvimos tocando durante más de cinco horas porque la gente flipó. Los que más los guiris». Para el que no lo sepa Elektrotxaranga es parecida a las habituales pero la completan un amplificador al que van conectados instrumentos eléctricos y micrófonos.
El éxito del primer año les puso en un aprieto porque «habíamos preparado un repertorio para algo más de una hora. Como También era la primera vez para nosotros no pudimos ni improvisar y nos dedicamos a repetir canciones una y otra vez».
Los importante es tocar
Los charangueros, siendo muchos músicos aficionados, tocan cuando quieren y cuando se lo requieren y son capaces de tocar casi como les dé la gana.
Un ejemplo de esto nos lo dan los de la charanga Bakerias de Azkoien que acompañan desde hace once años a la peña Irrintzi. Javier Olcoz relata que «en el año 2000, el del aniversario de la peña, después de haber estado tocado durante toda la tarde y hasta la madrugada, se nos ocurrió improvisar una diana por el recorrido del encierro».
Dice que «fue algo duro porque estábamos reventados y pensábamos que la gente nos mataría por empezar de par de mañana». Pero no es lo único que han hecho los integrantes de esta charanga de Azkoien porque «otro año nos dio por innovar y nos subimos a algunos balcones de la Estafeta. La mitad de la banda estaba a un lado y la otra mitad al otro. Estábamos esparcidos en diferentes viviendas. Fue bonito porque fue diferente, sonaba `estéreo'».
Además, Olcoz recuerda también que «a lo largo de esa calle el resto de charangas dejaron de tocar y fuimos nosotros los encargados de animar, fuimos la charanga de todas las peñas. La gente flipaba».
Y de la calle del Carmen a Jarauta. Los de Jarauta 69 son otros de los que están curtidos. Rafa Lekunberri obligado por un compañero cuenta manteniendo el anonimato del protagonista que «uno de nosotros un día se bajó los pantalones antes de empezar a tocar y aunque estuvo un buen rato así nadie se dio cuenta. Eso sí, luego se los subió».