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NIK LAN TA HIK JAI: Aitziber Imizkoz

«Algunos creen que hay toros siempre»

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Aitziber Imizkoz es la cara amable que enseña Iruñea a los turistas despistados. Esta iruindarra de 28 años se encarga, junto a otras dos compañeras, del puesto de información instalado en la plaza del Ayuntamiento, ese lugar que genera en todos los foráneos la irrefrenable necesidad de constatar que «parecía más grande en la televisión». Al contrario de otros empleados, que soportan con resignación mal disimulada tener que cumplir con horarios cuando la mayor parte de la población inutiliza el despertador, a Imizkoz no le supone un problema dar el callo en verano. Viene con el cargo.

«Es lo que tiene estar ocupada en turismo, que toca trabajar cuando los demás no lo hacen». Mostrar la ciudad a quien está de vacaciones es casi como un yin-yan entre el currela y el ocioso, pero la perspectiva de librar cuando todo el mundo vuelve al tajo es también prometedora. «No paso envidia», asegura, «porque luego la envidia la das tú también». Trabajando en turismo, es obvio que no se le escapan las ventajas de aprovechar la temporada baja. «Te vas de vacaciones en setiembre, cuando todo el mundo está currando. Además, con la ventaja de que está menos masificado y de que es más barato. Tienes otras posibilidades», subraya.

Además de ser políglota (euskara, castellano, francés, inglés y alemán), ejercer de guía para todo aquel que recala en Iruñea exige también filosofía. «Me parece muy divertido. Disfruto del contacto con la gente, te da la oportunidad de conocer a personas muy distintas, y ése es el punto más positivo», asegura. Además, trabajar en verano no es sinónimo de convertirse en monje de clausura. «No es el fin del mundo. La oficina está abierta de 10.00 a 20.30 horas, pero hacemos turnos, así que también te da tiempo de hacer otras cosas, de salir, de irte por ahí...»

en busca del tópico

El tópico sanferminero es, sin duda, la pregunta estrella a la que tiene que enfrentarse Imizkoz. Al menos, hasta el 6 de julio. Y las dudas metafísicas con las que llegan los forasteros evidencian la visión distorsionada con la que aterrizan algunos paracaidistas atraídos por el lema de toros y sangría. «Viene gente que se piensa que va a haber toros en todo momento, que se cree que hay corridas todo el año. Algunos incluso se indignan por el hecho de que no haya toros». El detalle de que las barreras estén montadas desde un mes antes no ayuda a la hora de explicarle a un australiano que lo de vestirse de blanco y ponerse delante del morlaco es sólo una excepción de ocho días en una ciudad habitualmente amodorrada. «Con el tema del encierro te preguntan mucho. Se creen que la gente corre todo el recorrido. No sé si se piensan que los corredores son Bold o algo así, y se sorprenden cuando les decimos que sólo se realizan tramos de algunos metros», indica.

Otra de tópicos: «Hay quien se piensa que estamos contínuamente tirándonos de la fuente (de Nabarreria). Te vienen a preguntar y tenemos que decirles que eso sólo lo hacen los australianos». Con historietas diarias similares, no es casualidad que Imizkoz asegure que «este trabajo es super entretenido, te ríes un montón y te pasa de todo».

Aunque parezca mentira, no sólo de sanfermines vive Iruñea, y durante la temporada en la que el puesto de información está en marcha (Semana Santa, presanfermines y verano), el abanico de viajeros que recala por Iruñea es ilimitado. «Hay gente de todo: personas que no tienen ni idea de que han aterrizado en Iruñea, mucho peregrino, familias, parejas...», explica la joven. O, dicho de otra manera, «personas de todos los pelajes y cornajes».

Si lo mejor de este trabajo es la gente, ¿cuál es la parte negativa? «También la gente». Aunque viendo que su cara es todo sonrisa, no parece que los pesados sean difíciles de manejar. En medio de la fauna foránea, destacan también los habituales autóctonos. «Hay gente que viene todos los días a pedir que les demos algo, como un boli o una camiseta, y te argumentan asegurando que ellos también pagan sus impuestos», señala Imizkoz.

La gastronomía es, a juicio de la joven, uno de los puntos que genera más adhesiones entre los visitantes. Así que no es difícil que las trabajadoras se encuentren con sus asesorados en cualquier bar de Estafeta. ¿Continúan entonces con una visita entre vinos? «Vacilas un poco pero... secreto profesional», bromea.

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«Tenemos habituales que todos los días piden un boli o una camiseta, argumentando que ellos también pagan impuestos»

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