Alberto PRADILLA

 

Maiorga Ramírez aprovecha el vermú con GARA para salirse un rato de la txosna del Nafarroa Oinez, donde cumple turno hasta las 19.00 horas. No era difícil citarse con él. «Cuando queráis, yo estoy todos los sanfermines», había avisado. El problema es que el parlamentario de Bildu no es de los que se encorseta en una agenda durante los nueve días. Así que mejor aprovechar en un momento de labor, que luego la vorágine descentra cualquier plan. «No planifico las cosas. Salgo a la calle y lo que me encuentre», indica Ramírez, que se reivindica sanferminero de día y noche. Incluso, corredor del encierro. Aunque ahora ya no se pone delante de los morlacos. «Estamos físicamente desmejorados», bromea. Dejó de fumar en octubre y está pagando las consecuencias.

Ser una cara conocida es siempre un problema en cuestiones relacionadas con la noche. Sobre todo en un país como Euskal Herria, en el que (casi) todo el mundo tiene en casa su martillo de juez moral que suele basarse en la máxima de «alcohólico es todo aquel que bebe más que yo». O, como lo define Ramírez, «lo de juerguista está bien visto menos cuando sales en el periódico». Quizás este sea el motivo de que el parlamentario abertzale no entre al trapo y se guarde sus historietas etílicas. «Las anécdotas contables no tienen gracia». Y las otras, mejor guardarlas bajo llave. «Si alguien quiere conocerlas, que venga aquí y ya se las cuento yo», señala. GARA solo pagó dos cervezas, así que quizás sea cuestión de hacer un mano a mano con el portavoz abertzale. Si tiene suerte, podría encontrarse también con Jaime Urrutia, ex cantante de Gabinete Caligari. «Me lo traje hace cuatro años y ahora es ya un habitual», señala.

Aunque no solo de alcohol vive el santo morenico. Las fiestas llegan cargadas de actos y la leyenda urbana dice que es una semana con una dura agenda de comidas y bebidas institucionales. Aunque Maiorga Ramírez lo niega. «Yo solo quería ver cómo le quedaba a Eulate el sombrero de copa», bromea sobre su compañero de filas en el Ayuntamiento iruindarra y su participación en la procesión. Otro de los planazos para estos días: el baile de la alpargata. «Es uno de los actos a los que nunca me habían dejado entrar», señala. Como buen sanferminero, Ramírez sabe que la clave está en picar de todo. Desde los toros en sol («tengo amigos en todas las peñas») hasta actos como el del Casino, donde se junta la jet de Nafarroa. Y los parlamentarios de Bildu.