Mikel INSAUSTI

Desde que Joe Eszterhas dejó Hollywood y solamente ha escrito algún guión para el cine húngaro, el thriller erótico no ha vuelto a ser lo mismo, ni tan siquiera comercialmente. De ahí que sorprenda en negativo la incursión en un género tan venido a menos por parte de la nueva Hammer inglesa, con el único consuelo de que ya no habrá más coproducciones con los EE.UU. después del rotundo fracaso de “La víctima perfecta”. Y es una pena ver al frente del reparto a Hilary Swank, una actriz a la que los dos Oscar conseguidos tempraneramente le están pesando demasiado en su posterior carrera. No sé que hace en un papel inicialmente previsto para Jessica Alba, en el que ha debido de ver una oportunidad para conjugar sexo y acción, mezclando su habitual resistencia física con la exhibición anatómica, gracias a que su personaje pasa de la pasividad inicial de la víctima que ignora que está siendo observada en la sombra por un obseso a un enfrentamiento violento con su acosador, una vez que éste cambia la actitud voyeurista por otra más invasiva.

Dos actores tan cotizados en la actualidad como Robert Downey Jr. o Javier Bardem jamás habrían aceptado el pobre personaje del maníaco sexual de “La víctima perfecta”, así que a los finlandeses Renny Harlyn y Antti J. Jokinen, en las respectivas tareas de productor ejecutivo y realizador, se les ha ocurrido hacer un dos por uno contratando como protagonista masculino a Jeffrey Dean Morgan, que es capaz de parecerse a la vez a Downey y Bardem. Salvo por tan llamativa curiosidad nunca antes vista en una pantalla, la película no posee ningún otro punto de interés, dado que la presencia secundaria de Christopher Lee sirve única y exclusivamente para justificar la utilización de la marca Hammer. La explicaciones psicoanalíticas del trauma infantil que lleva al casero a maltratar a su inquilina son de perogrullo, al igual que el comportamiento ignorante de ella ante el constante acoso, del que no sale hasta que instala cámaras de seguridad.