Crónica | Rebelión Siria
Deir Ezzor 2009: la ciudad de los vampiros y de la revuelta
Deir Ezzor, localidad siria ubicada a 450 kilómetros al noroeste de Damasco, se ha convertido en uno de los puntos calientes de la revuelta contra Basher al-Assad. el desconocimiento sobre una localidad alejada de los centros de poder es absoluto.
A.INTXUSTA - M.DÍAZ
«Acompáñenos, por favor». En el momento en que el autobús procedente de Damasco no se apea nadie. Suben dos hombres que se dirigen a los únicos tres occidentales que se encuentran en el interior. «Deben acompañarnos a comisaría para realizar una comprobación rutinaria», apunta uno de los policías. Ninguno de los dos lleva ningún uniforme. De hecho, sólo queda claro que son funcionarios del régimen cuando, una vez sentados en un despacho ubicado junto a la estación de autobuses y decorado con la inevitable imagen de Basher al-Assad comienza el previsible interrogatorio: nombre, edad, dirección y, sobre todo, motivo del viaje. En realidad, tiene sentido. Es difícil caer por azar o turismo en una localidad como Deir Ezzor, apartada de todo, polvorienta y cuyo único motivo de atracción es el puente que atraviesa el río Éufrates y los restos (especialmente una iglesia) que recuerdan el genocidio armenio, ocurrido a principios del siglo XX.
En agosto de 2009 resultaba difícil prever que, dos años más tarde, la rebelión contra Al-Assad se cobraría más de dos millares de vidas (según las organizaciones de derechos humanos sirias) y ciudades como Deir Ezzor terminarían sitiadas. Lo que quedaba claro era que el control policial era asfixiante. Profesión: «Profesor (cualquiera dice que es periodista)». Motivo del viaje: «Turismo (aunque los cuadernos de notas con apuntes sobre el mitin que había celebrado Hizbullah en Beirut apenas cuatro días antes apuntasen a lo contrario).» Después de dos horas de preguntas, los oficiales permiten abandonar la comisaría. Eso sí, controlando los alojamientos y el tiempo de estancia.
La hospitalidad (superados los recelos iniciales) es una de las características de una población poco acostumbrada a recibir visitas. Pilla a desmano de todo. Al este, la frontera con Irak, con Mosul como localidad más cercana a unos 80 kilómetros siguiendo el curso del Éufrates. Hacia el norte, la frontera de Qamishli, en Kurdistán. Otro de los puntos calientes de la revuelta y cuya población kurda ha sido castigada con una dura represión.
Los kurdos son una de las minorías étnicas que conviven en Deir Ezzor, donde la mayoría de la población es árabe. Además, existe una fuerte implantación islámica, que se puede comprobar por sus características barbas. Quizás esta sea una de las razones para que la revuelta haya explotado también aquí, en esta zona desértica sin apenas conexiones con el interior. De hecho, ahora las conexiones de Internet están cortadas, por lo que no llegan informaciones. Hace dos años, la vigilancia sobre la red era ya una realidad y algunas de las webs estaban vetadas en los cibercafés, donde también se registraba el nombre y la documentación de los usuarios. La enorme concentración de chavalería en los centros de Internet podía interpretarse como un anticipo de lo que llegaría: la página de Facebook «Siryan Revolution 2011», con más de 200.000 seguidores, se ha convertido en una de las pocas fuentes citadas por las agencias internacionales, que no pueden informar sobre el terreno debido al veto a sus corresponsales.
Horario peculiar
En verano, a Deir Ezzor se le podría conocer también como la ciudad de los vampiros. El calor durante las horas centrales del día es abrasador y las calles, muchas de ellas sin asfaltar, son una ardiente polvareda que no invita al paseo. Por eso, los habitantes del municipio han recurrido a un particular horario nocturno. Los comercios permanecen cerrados hasta las ocho de la tarde y sólo abren sus puertas en el momento en el que se pone el sol. Un instante que, según los vídeos que llegan ahora, también se aprovecha para manifestarse. Aunque es difícil saberlo con certeza. «Es agobiante. No se puede trabajar. En cualquier momento pueden arrestarte», indicó a GARA una periodista que, tras tratar de acercarse a los puntos calientes regresó con las manos vacías.