Hoy más que nunca necesitamos promover, apoyar y fortalecer los movimientos sociales. Necesitamos conocernos, coordinarnos y organizarnos en acciones conjuntas.

Es más lo que nos une que lo que nos separa. Muchos de nosotros hemos dejado de creer en la política y en los políticos, estamos descontentos con el sistema social y político. Muchos queremos quitar la monarquía, la mayoría estamos en contra de todo tipo de conculcación de derechos, queremos hacer una revolución educativa que cambie todo el sistema educativo. Muchos estamos en contra del sistema capitalista y del neoliberalismo, en contra del paro, la baja de pensiones, la contaminación, las guerras, las fronteras, las leyes injustas y obsoletas del Estado español, del consumismo, el enriquecimiento de los países y personas a costa del empobrecimiento de mucha gente. Muchos estamos en contra de la corrupción, de la antidemocracia, de la tortura, de la inseguridad ciudadana, de los desahucios, de los bancos, del hambre y la miseria... y compartimos muchos más puntos en común de inconformidad, por tanto tenemos muchos motivos para unirnos y organizarnos.

Por eso me pregunto por el porqué de nuestra apatía, por qué nos quejamos pero no hacemos nada para organizarnos, salir a las calles, desobedecer civilmente o coordinarnos. Por qué no acabamos de reaccionar ante la ola de injusticia.

Algunas de mis respuestas pueden ser que el sistema político ha diseñado una estrategia tal de funcionamiento que nos tienen idiotizados, mediatizados, desmotivados, desorganizados, cansados, estresados, endeudados, desmoralizados, enajenados, alienados, sonámbulos, muertos en vida, enfermos, desorientados, engañados, arrastrados, hundidos.

Y para terminar más positiva, quiero creer que también ya somos muchos los que estamos despertando, reaccionando, organizándonos, creando redes sociales reivindicativas, participando en movimientos y debates sociales y políticos, y sobre todo queriendo aprender y aportar todo lo posible, y eso es ya un gran aliciente para nuestras mentes y cuerpos perezosos. Es como que alguien nos toca, nos da el pellizquito y el empujoncito y sobre todo nos da la mano para levantarnos y unirnos a ese mundo de lucha y reivindicación donde no sólo hay que protestar y reivindicar, sino que se nos pide dar mucho más que eso, ir a más, donde además de analizar y debatir problemas, crear discursos y acciones conjuntas, proponer soluciones concretas y realistas, se nos pide que unamos la fuerza y la inteligencia en esta nueva era de lucha social y política con esa inyección de humanismo que recuerda a los grandes, como Gandhi, Luther King, Mandela y otros tantos que supieron unificar lo social, lo político y lo humanista. Que, además de despertar conciencias, podamos limpiar la contaminación geográfica, mental, social y política que ahora nos intenta dominar y aniquilar. Unirnos a partir de esta crisis, puesto que ya va siendo hora de que el pueblo recupere su fuerza y su poder.