La prima de riesgo se ha convertido en el monstruo del lago euro de este verano. Una prima que nos convierte a todos en unos primos. Suben y bajan porcentajes, tantos por ciento, hablan responsables políticos y monetarios, banqueros, asesores y jóvenes cachorros de tiburón y todos dicen cosas contradictorias porque nadie empieza por el principio. El problema no es de la prima, sino del sistema, de la especulación financiera, o sea, del capitalismo borrego en el que nos han colocado con muy buenas palabras y malísimas intenciones. Todo lo que no sea cuestionar el sistema es ser cómplice del mismo.

La prima de riesgo debe ser una descarriada que está siendo prostituida en todo el sur de Europa por un proxeneta al que se conoce como el señor Mercado. Uno mira el mapa y no puede creérselo. ¿Es una ataque del Islam, del judaísmo, de los protestantes? ¿Por qué esta prima se vuelve más casquivana en los países más católicos de la Unión Europea? Irlanda, Portugal, Grecia, aquí son más cristianos ortodoxos, pero por ahí va la cosa, y ahora sus uñas intentan sacar los ojos a Italia y al Estado español. Buscamos desesperadamente una salida cómica a esta angustia inducida, a este terrorismo económico que nos retransmiten en directo los medios de comunicación que se convierten en agentes del miedo. ¿Hay solución?

Lo que está claro es que estos movimientos telúricos, están arruinando esperanzas, y están creando el caldo de cultivo para la llegada bajo palio de la extrema derecha camuflada de salvadores. El cambio de gobierno no calma al señor Mercado como se ha demostrado en Grecia y Portugal. La situación de Italia y Berlusconi, un empresario populista, debería servir de advertencia. Pero el Mercado quiere más. Lo quiere todo. Como José Bono que se desprende con una solución tremendista, de un tufo golpista total: un gobierno de concentración entre PSOE y PP. ¿Para solucionar la crisis económica? Eso es lo de menos: para salvar a España, en sus palabras. ¿José Bono de presidente? Todo puede pasar. Mariano Rajoy quiere llegar a Moncloa por designación papal. Los números primos, la prima; el primo de Zumosol, la prima de asistencia. Todos primos.