Crisis de deuda europea
«No temáis, salid corriendo»
El duro ataque de los últimos meses a los derechos sociales no ha servido de nada y las
deudas de los estados sobre el PIB son una sombra cada vez más alargada
Alberto CASTRO Analista bursátil
Las autoridades europeas han vuelto a dar muestra de lo que es, en esencia, el entramado institucional y económico del proyecto común: una jaula de grillos. Las continuas declaraciones de representantes del poder europeo vienen a decir: «No temáis, salid corriendo».
Y es que a estas alturas, la construcción de ese espacio único en lo político y en lo económico es una ficción. Las pruebas de estas semanas son evidentes: no hay ningún timonel al mando de esa singladura ambiciosa. Así, si el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, dice que la crisis ya no es sólo de la periferia, le contesta otro mandatario, en este caso Angela Merkel, y le corrige inmediatamente. Si el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, juega al despiste sobre su postura respecto a las acciones del banco para tratar de atajar el ataque especulativo en los mercados de deuda contra el Estado español e Italia, se oyen voces desde otras instituciones alabando esa postura de pasividad al alegar que no puede convertirse en un trader más.
Mientras tanto, el problema crece y ya estamos pisando la línea roja que marcaba la autodestrucción del proyecto común: el rescate del Estado español. Y podría ser peor porque ya asoma la posibilidad de bancarrota en Italia. El duro ataque de los últimos meses a los derechos sociales no ha servido de nada y las deudas de los estados sobre el PIB son una sombra cada vez más alargada.
Dicen los expertos que no asustan tanto los volúmenes de deuda como la ineficacia de los estados para crecer, crear empleo y asegurar la devolución de lo prestado. No es crisis de deuda, es falta de credibilidad. ¿Nos creemos entonces, como aseguró ayer Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos, que no habrá más rescates?