La solidaridad con los presos superó el veto de Lakua en Gasteiz
La manifestación que Etxerat viene celebrando en las fiestas de Gasteiz desde hace más de veinte años dentro del Amustia Eguna se convirtió ayer en una kalejira, después de que el Departamento de Interior dirigido por Rodolfo Ares la vetara. Cientos de personas realizaron un recorrido alternativo, que finalizó en las txosnas en un ambiente festivo. Denunciaron que el de ayer fue un nuevo intento de «hacer invisible la solidaridad hacia con los presos».
Oihane LARRETXEA | GASTEIZ
«Podrán impedir las manifestaciones, pero no podrán prohibir que la gente se divierta», advirtió un vecino de Gasteiz minutos después de que la Ertzaintza vetara la manifestación que Etxerat convoca cada año en las fiestas de la capital alavesa dentro del Amnistia Eguna. Las más de 700 personas que a las 21.00 se habían reunido ante la Catedral Nueva optaron por celebrar una kalejira hasta el paseo de las Universidades, donde están instaladas las txosnas. Acompañados por las charangas y las cuadrillas de blusas y neskas, cientos de personas mostraron su solidaridad con los presos vascos «en un ambiente festivo», concluyendo la marcha con un emotivo acto.
Previamente, sí se pudo llevar a cabo la habitual concentración semanal a favor los represaliados políticos convocada por Etxerat. No obstante, debido a los impedimentos del departamento que dirige Rodolfo Ares, no pudieron hacerlo en la plaza de la Virgen Blanca, tal y como es costumbre, sino frente a la Catedral Nueva. Según destacó un participante a este diario, ayer fue más multitudinaria que nunca «porque la gente está harta de las prohibiciones».
Un brindis por los presos y unas palabras de Walter Wendelin, ex preso y militante de Askapena, pusieron fin a la concentración.
Tras más de veinte años realizándose, la de ayer fue la primera vez que la manifestación, en sentido estricto, en defensa de los derechos de los presos no recorrió las calles gasteiztarras durante La Blanca. Sin respetar el plazo legal para comunicar el veto -72 horas de antelación-, éste llegó después de que Lakua impusiera inicialmente un nuevo recorrido, a lo largo de la Avenida. Desde el movimiento por amnistía dijeron que la nueva trayectoria no era fruto de la casualidad -desde la plaza de la Constitución a los juzgados-, al tiempo que denunciaron «los recortes de derechos (...) ya que pretenden sacar fuera de las zonas céntricas de la ciudad las diferentes movilizaciones».
La Comisión de Txosnas, por su parte, también censuró el nuevo intento del Ejecutivo de Lakua de hacer «invisible» cualquier muestra de solidaridad.
Alrededor de las 19.00 el jueves, poco después de que la fiesta gasteiztarra estallara en la plaza de la Virgen Blanca, el despacho que tiene Etxerat en la calle Arana de la capital alavesa fue atacada por unos desconocidos. En una rueda de prensa celebrada ayer al mediodía, Etxerat señaló que «la persecución de los últimos días sobre Etxerat puede tener algo que ver con esto. Las casualidades no existen».
Además de los desperfectos que ha sufrido la puerta del despacho de abogados que comparte Etxerat, se llevaron dos ordenadores y una pequeña cantidad de dinero. El resto del despacho estaba intacto. «Es todo muy extraño», declaró una portavoz de Etxerat.
No obstante, la asociación no conoció lo sucedido hasta ayer por la mañana, cuando se encontraron con la puerta reventada y una pequeña nota que decía que llamaran a los bomberos antes de entrar.
Fueron unos vecinos quienes, sobre las 20.00 del jueves, alertaron a los municipales de que alguien había entrado en la sede por la fuerza. Según pudo saber Etxerat, la Policía Municipal derivó el aviso a la Ertzaintza, y ésta tardó más de 45 minutos en personarse en el lugar. Los agentes, vestidos de paisano, no se hicieron cargo del asunto y llamaron a los bomberos.
Por todo ello, Etxerat denunció «la pasividad» de las autoridades, ya que cuando recibieron el aviso de los vecinos, nadie se puso en contacto con la asociación, a pesar de tener sus números de teléfono y el de los abogados del local. «Para lo que quieren sí que llaman», recordaron desde Etxerat. Ion SALGADO