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Tsetsegee Munkhbayar, que dirige una pequeña organización llamada Nación del Fuego, fue encarcelado después de que sus seguidores abrieran fuego contra equipos de la mina Ovorkhangai, ubicada en el sur de Mongolia.

«Lanzamos una advertencia a las empresas mineras: o cesan sus actividades o van a sufrir nuestra ira», afirmó a periodistas el activista ambiental poco antes de su arresto el mes pasado. «Nosotros no somos violentos, pero vamos a hacer lo que sea necesario para detener a los contaminadores», prometió Munkhbayar.

El hombre de 44 años se ha dado a conocer a través de su lucha por el cierre de las minas que han desecado el curso del Ongi, uno de los principales ríos de Mongolia.

Han conseguido el cierre de 35 de las 37 minas, lo que les valió en 2007 para ganar el premio Americano Goldman por la defensa del medioambiente. Los 125.000 dólares (aproximadamente 88.000 euros) fueron destinados a campañas de sensibilización de la opinión pública por la protección del medioambiente.

En el mes de abril y para darse a conocer, los activistas montados en sus caballos marcharon hacia la plaza de Sukhbaatar en el centro de la capital, con la esperanza de ser escuchados. «Queríamos hablar con el presidente, para decirle que si él no puede hacer su trabajo correctamente, debe renunciar», afirmó Munkhbayar a AFP.

Cuando los líderes del país se negaron a recibirlos, los manifestantes respondieron a la manera de Genghis Khan, apuntando con sus flechas contra la sede del Gobierno.

En setiembre, junto con otros tres militantes, disparó a un bulldozer en la mina de oro Boroo, que era explotada por una empresa canadiense en la provincia de Selenge, después de haberle exigido un alto a su negocio, según Munkhbayar. Esta era responsable de la contaminación de las vías fluviales locales.

Los daños al medio ambiente por las actividades mineras también han atraído la ira de los agricultores en la Mongolia ocupada por China, donde tuvieron lugar manifestaciones en el mes de mayo, tras la muerte de un pastor, atropellado por un conductor de camión que trabajaba para una mina.

La República de Mongolia se está convirtiendo en un importante exportador de oro, plata, carbón, hierro, uranio y petróleo, debido al insaciable apetito de China por materias primas.

El pasado lunes, un contrato para la operación de una de las mayores reservas de carbón en el mundo, Tavan Tolgoi, en el sur del desierto de Gobi, fue adjudicado a la empresa minera estadounidense Peabody Energy, a la china Shenhua y a un consorcio ruso-mongol.

Los proyectos están previstos para ampliar la red de carreteras asfaltadas, ferrocarriles y plantas de energía en el país, mientras que, al mismo tiempo, muchos agricultores han abandonado sus pastos y se han asentado en barrios marginales alrededor de Ulan Bator.