CRISIS ECONÓMICA Y POLÍTICA FISCAL
El PSOE relega el «impuesto para ricos» a promesa electoral
Después de que el Consejo de Ministros renunciara a implantarlo el viernes, Blanco revela que sí estará en el programa de Rubalcaba y reta a Rajoy a imitarle. Es el único Estado del entorno que se resiste a esa medida
Ramón SOLA | DONOSTIA
En un momento en que hasta la Constitución va a ser modificada para imponer un techo de deuda, el Gobierno del PSOE sigue sin llevar a cabo una medida que ya han tomado diferentes gobiernos europeos: aumen- tar la presión fiscal a las rentas y patrimonios más altos, lo que se ha dado en llamar en toda Europa «impuesto para ricos». Se auguraba que la medida se aprobaría el pasado viernes en el Consejo de Ministros y que sería, de paso, el contrapeso a la impopular reforma de los contratos que aumentará la temporalidad. Sin embargo, el Gobierno de Zapatero optó por apar- carla otra vez. Y ayer su portavoz, José Blanco, explicó que será promesa electoral del candidato del PSOE a La Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba.
En paralelo, el PSOE pretende que la propuesta sirva como ariete para atacar al PP, al que se reta ya a que apueste también por el «impuesto para ricos».
Todo ello lo reveló ayer José Blanco en un acto en Valencia, en el que espetó al partido de Mariano Rajoy que «si cree que los ricos deben contribuir, no se trata de pedir caridad», dado que la contribución a las arcas públicas «se hace a través de los impuestos».
Blanco argumentó que «para conseguir estabilidad presupuestaria en los momentos de dificultad, hay que garantizar que los ingresos y los gastos cuadren», por lo que instó al PP a decir «cómo va a hacer cuadrar las cuentas públicas si no establece un impuesto para los que más tienen».
Preparada, pero aparcada
El portavoz del Gobierno español no explicó por qué esta reforma no la ha materializado ya el Ejecutivo del PSOE ni piensa hacerlo, al parecer, en lo que queda de legislatura. Y más aún cuando según diversas filtraciones Zapatero ha tenido sobre su mesa un plan concreto al respecto. En realidad, la cuestión lleva más de un año en la mesa: el Gobierno Zapatero lleva insinuándola desde que en mayo de 2010 acometió un enorme «tijeretazo» al gasto social y los sueldos de los funcionarios.
En aquella ocasión, la ministra de Economía, Elena Salgado, avanzó que habría una reforma fiscal para clases altas «muy especializadas» y José Luis Rodríguez Zapatero añadió que «no afectará al 99,9% muy largo de la población». Pero luego no hubo nuevo impuesto, sino que solamente en setiembre se decidió un leve aumento en el IRPF para las rentas superiores a 120.000 euros, que sorprendió a todos por su escasa dimensión.
Los planes que ha barajado el Ejecutivo del PSOE pero que nunca ha consumado consisti- rían en la introducción de un nuevo impuesto para cerca de 90.000 contribuyentes, que son los que tiene declarado un patrimonio de entre uno y diez millones de euros en el conjunto del Estado español, según datos del Ministerio de Hacienda.
Se trata de un modelo similar al de un tributo existente en el Estado francés, aunque algo menos «especializado» según la terminología de Salgado, ya que grava los patrimonios superiores a 790.000 euros, sin necesidad de llegar hasta el millón de euros. En consecuencia, los afectados por el impuesto francés son seis veces más de los que pretendía «tocar» el Gobierno del PSOE: unas 539.000 familias frente a los citados 90.000 del Estado español.
Ricos que se ofrecen
La cuestión del «impuesto para ricos» ha sido puesta en primera plana internacional estos días no por la acción de los gobiernos, sino por la iniciativa de los millonarios, lo que constituye todo un signo de unos tiempos en los que el poder político cede el mando al poder económico sin tapujo alguno.
La primera noticia surgió en Estados Unidos, cuando el multimillonario Warren Buffet, a quien se atribuye un patrimonio de unos 50.000 millones de dólares, publicó una carta en ``The New York Times'' con un título contundente: ``Dejad de mimar a los superricos''. Proponía que se aumente el gravamen sobre las altas fortunas para que puedan contribuir a un «sacrificio compartido» frente a la crisis. Otros multimillonarios le han apoyado, pero hasta el momento la Administración Obama no se pronuncia.
La corriente saltó el Atlántico y aterrizó en París, donde esta misma semana se hizo público un posicionamiento conjunto de quince de las personas más ricas del país: Liliane Bettencourt, considerada la «número uno» en el ranking y propietaria del grupo L'Oreal; Fréderic Oudéa, director general del banco Société Générale; Philippe Varin, presidente de Peugeot; Stéphane Richard, responsable de France Telecom...
En el Estado español no se ha producido ningún movimiento de este tipo, pero resulta más curioso aún que dirigentes del PSOE remarquen esta circunstancia mientras obvian que el Gobierno del Estado está en sus manos. El caso más cercano es el de José Antonio Pastor, portavoz del PSE, que afirmaba el sábado en Radio Euskadi que le gustaría que «algún empresario vasco y algún empresario español» actúen igual que Buffet o los franceses y manifiesten «que quieren pagar más para contribuir al bienestar de su país. Yo se lo pediría, que se animasen. Además del magnífico trabajo que están haciendo creando riqueza y empleo, creo que también pueden aportar un poquito más al bienestar de todos», indicó.
Y entre medio, la reforma
Mientras el «impuesto para ricos» se pospone hasta la próxima legislatura, la realidad inminente es la reforma de la Cons- titución español para imponer un techo de deuda y, en consecuencia, de gasto. El PSOE reúne hoy a todos sus líderes y diputados para evitar fisuras en las votaciones. Mañana se celebra el Pleno en el que se iniciará la tramitación exprés.
Los movimientos más interesantes al respecto proceden de Catalunya. Ayer, el líder del PSC, Joaquim Nadal, se situó más a favor de la reforma que al principio, lo que vaticina un sí final en la reunión que celebra el PSC esta tarde. Por su parte, CiU vincula su apoyo a un mejor ajuste fiscal Catalunya-Estado.
Era otro rumor general, pero el Impuesto de Patrimonio derogado en 2008 tampoco se recuperó en el Consejo de Ministros del viernes. La ministra Salgado lleva diciendo desde marzo de 2010 que se arrepintieron de su supresión cuando llegó la crisis.
Si hay un caso significativo de la arbitrariedad en la política fiscal sobre las rentas altas en el Estado español durante los últimos años, ése es el artículo aprobado en 2003 por el Gobierno de Aznar. En aquel año se decidió que a determinados profesionales residentes fiscales en el Estado español se les permitiera tributar al tipo general del 25% en vez del 45% correspondiente cuando sus ingresos anuales pasaban de 600.000 euros. El argumento fue que serviría para atraer a directivos, científicos y profesionales de elite de todo tipo, pero en general se interpretó como un mero incentivo a los grandes fichajes de futbolistas. Era la época de los «galácticos» del Real Madrid. Así que pasó a la historia como «Ley Beckham», el jugador inglés que fue el primer beneficiado.
La norma permaneció vigente hasta 2009. Se eliminó justo después de otro fichaje sonado que también dio mucho que hablar: el de Cristiano Ronaldo. Curiosamente, la implantación de la norma no había suscitado polémica, pero sí lo hizo su revocación, ya que la Liga de Fútbol Profesional amenazó con parar la competición.
Finalmente se suprimió la exención. El Gobierno del PSOE incidió en que apenas iba a tener impacto en la recaudación. R.S.
La instauración de un «impuesto para ricos» es una medida cada vez más frecuente en Europa, antes incluso de que estallara la crisis económica en 2008. De hecho, la etiqueta surgió en Alemania en 2007, si bien entonces no se trataba de crear un nuevo tributo sino de elevarles el impuesto corriente. Pasó del 42% al 45% para los ingresos que superaran los 250.000 euros al año.
La medida no sólo no provocó polémica, sino que además dos años después, cuando la situación general empeoraba notablemente, en Alemania surgió el primer manifiesto conocido de millonarios que proponían pagar más impuestos o que fuera recuperada la tasa sobre el patrimonio, eliminada allí al igual que en el Estado español.
Pero es en estos últimos días cuando han proliferado tanto los posicionamientos de los ricos como las decisiones de los gobiernos. Un día después de ser interpelado por los dueños de quince grandes fortunas, lo que ha dado pie a pensar que puede ser una iniciativa concertada, Nicolas Sarkozy les tomó la palabra y anunció la creación de un impuesto especial. Gravará con un 3% los ingresos que excedan de 500.000 euros.
Hay que puntualizar que en este caso los millonarios no son los únicos destinatarios de recortes, dado que la medida es una más de las anunciadas por El Elíseo para recortar el déficit público en 12.000 millones de euros adicionales en el curso 2011-2012. Además del gravamen para las grandes fortunas, París subirá los impuestos a rentas de capital en general, al alcohol o al tabaco, por lo que la afección será generalizada. Y no hay que olvidar que toda la dinámica de recorte del déficit en el conjunto europeo está suponiendo un brusco recorte social que incluye desde bajadas de salarios a despidos, desde supresión de prestaciones sanitarias a privatizaciones, desde eliminación de subsidios a disolución de ayuntamientos...
Italia también se apunta a exigir una mayor aportación a las rentas más altas. En el paquete de medidas urgentes aprobado tras dispararse su tasa de riesgo a principios de mes, el Ejecutivo de Berlusconi incluyó el denominado «impuesto solidario», al que otorga un carácter temporal que en principio no pasará de 2014. En ese caso, habrá un gravamen para muy ricos y otro para muy-muy ricos: se gravará con un 5% de la parte que exceda los 90.000 euros anuales, y con un 10% a partir de los 150.000.
Las últimas noticias llegan desde Portugal. Anteayer mismo, el diputado del gobernante Partido Socialdemócrata Luis Menezes confirmó que se estudia la implantación de una nueva tasa para los ingresos y patrimonios más altos del país. El Bloco de Esquerda opositor ya ha presentado en el Parlamento un proyecto de ley para un «impuesto solidario» que implique a los patrimonios de más de dos millones de euros. Y propone gravar también la posesión de metales preciosos, joyas, animales o terrenos.
Si se confirma esta decisión en Lisboa, y tomando en cuenta que también Londres aumentó considerablemente los impuestos a las clases altas en 2009, el Estado español quedaría como el único país de su entorno y de sus características que no toma medidas de este tipo por el momento. GARA