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La plaga de avispa asiática amenaza ya a todos los apicultores vascos

La «vespa velutina», comúnmente conocida como avispa asiática, fue detectada en 2010 en Irun; los apicultores de Ipar Euskal Herria ya la sufrían hace meses. Un año después, continúan haciendo frente como pueden a esta avispa, una agresiva depredadora para las abejas mielíferas autóctonas.

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La vespa velutina ya era un quebradero de cabeza para los apicultores vascos del norte y este verano también lo es para los del sur. Se calcula que fue en noviembre pasado cuando se avistaron en Irun los primeros ejemplares de estas depredadoras. Neiker-Tecnalia -Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario- fue quien confirmó que, como se temía, Euskal Herria no se libraría de esta plaga originaria de China.

La agresividad y el gran tamaño son las características de esta especie. Y supone sobre todo una gran amenaza para las abejas domésticas autóctonas, ya que puede devorar todo un enjambre en poco tiempo.

Después de Lapurdi fue Gipuzkoa. Luego aparecieron en la zona de Baztan. Ahora se conocen nidos en zonas interiores, como Oñati y Legazpi. Las diferentes asociaciones de apicultores vascas tiene motivos para alarmarse.

Desde Burdeos

La vespa velutina proviene de Asia. Habita fundamentalmente en China, el norte de India e Indonesia, en climas similares a los del sur de Europa. A finales de 2004, entró en Europa, al parecer en un contenedor repleto de alfarería o madera importado de China a través del puerto de Burdeos. Tras unos años de destrozos agrícolas -ya por 2005 los agricultores franceses mostraban su preocupación al ver cómo la avispa asiática acababa con la abeja doméstica en más de 38 departamentos-, pasó a Lapurdi.

Neiker explica que la avispa que ha aparecido en estas tierras pertenece a la subespecie de vespa velutina nigrithorax. No es difícil identificarla. De color oscuro, tiene el torax prácticamente negro, así como el abdomen, excepto el cuarto segmento que es amarillo. Las patas son de color marrón con esquinas amarillas.

Las avispas miden alrededor de 30 milímetros, y la reina, entre 35 y 40. Construyen los nidos colgados de los árboles, a cierta altura. Son del tamaño de un balón y hechos en papel. Cada nido puede contener unas 1.500 avispas trabajadoras, lo que da una idea de su capacidad de reproducción.

Se alimenta de flores y de fruta madura, y la proteína la obtiene de otros insectos que captura. La avispa asiática secciona la cabeza y la parte del aguijón de la abeja y luego la devora o la transporta a su nido, un modus operandi que se repite ya por toda Euskal Herria. Se trata de una especie más agresiva que la autóctona.

La amenaza ha obligado por ejemplo a la Asociación de Apicultores de Bizkaia a difundir un antídoto para acabar con esta avispa, por medio de la fabricación de trampas caseras a base de cerveza. También existe la opción de la destrucción de nidos, pero siempre a cabo de personal especializado. Pero ni una ni otra fórmula han servido para evitar que la avispa asiática colonice ya toda Gipuzkoa.

En enero, la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa informaba sobre catorce posibles ubicaciones de este tipo de avispa, pero los datos se han quedado desfasados en poco tiempo: la rapidez de la expansión hace que probablemente estén muy cerca de pasar al territorio de Araba y de Bizkaia.

No es de extrañar que el colectivo de productores de miel esté alarmado, y es que una sola avispa asiática es capaz de acabar con cientos de abejas mielíferas y, en consecuencia, con la producción de miel. Si bien es cierto que muchos de los apicultores asociados se dedican a esto por puro hobby, la repercusión económica sigue estando ahí. Y hay otro perjuicio añadido: alertan de que la invasión de avispa extranjera puede tener un gran impacto medioambiental, ya que al descender el número de abejas la polinización también se ve perjudicada.

En el sector hay quien compara la situación con la creada en el río Ebro por el mejillón cebra, el cangrejo americano, el galápago de Florida y sobre todo el siluro, con un impacto semejante al de la avispa asiática dado que devora cualquier otro pez de agua dulce.

La actividad de la apicultura, cuya producción es estacional, vio un crecimiento en los años 90, y aunque tradicionalmente ha sido una actividad vinculada a los caseríos, la denominación de Eusko Label ha unido y ha hecho mayor el comercio de la apicultura. Ahora afronta su mayor reto. Leticia MELÓN

PELLO MENTA (LAPURDI): «800 KILO ezti BILTZEN NITUEN LEHEN; ORAIN, 400»

Aurten udaberria idorra izan da, eta liztorrak aurreko urteetan baino goizago atera dira habietatik. Lapurdin, uztailean hasi dira erlauntzetan kalteak eragiten. Peio Mentak Baiona, Luhuso eta Angelun kokatuta ditu bere erlauntzak -50 inguru- eta hurbiletik begiratzen du liztorren bilakaera. Bere esanetan, aukera bakarra naturan «autorregulazio» bat ematea da, baina, dagoeneko, «ez da lortua, aurten askoz liztor gehiago ikusi baita». «Ohartu gara, aldiz, barnealdean gutxiago direla. Biodibertsitate gutxiago dago, eta ura eskasagoa izateak ere eragina duela pentsatzen dugu. Baina, hori ere aldatzen ahal da», argitu du.

Ipar Euskal Herriko erlezainak «galduak» sentitzen dira. «Askoz ezti gutxiago biltzen dugu. Nire ekoizpena 800 kilotik 400 kilora pasa da. Katastrofikoa da», esan du. Beren aldetik ari dira saiatzen. Erlauntzen ateetan saretxo bat jartzen dute, esaterako. «Baina ez da nahikoa. Erlauntz bakoitzaren aitzinean egunero gutxienez hamar liztor aurkitzen ditut, eta zenbaitetan erleak loreetan ere hartzen dituzte. Aitzinean naizelarik errazki hiltzen ditut», erran du. Lapurdiko kostaldean bizi den egoera ikusiz, zenbait erlezain Nafarroa Behere edo Zuberoan lekutzea aztertzen ari dira, liztor gutxiago aurkituko dituztelakoan. Beste batzuk, berriz, ogibidea uztea pentsatu dute. Ainize BUTRON

Xabier larrinaga, de la Asociación de apicultores de bizkaia: «Estos tres próximos meses son los más peligrosos»

Xabier Larrinaga es presidente de la Asociación de Apicultores de Bizkaia, y recuerda antes que nada que en este herrialde «todavía no se han ha registrado a la avispa asiática oficialmente». En cualquier caso, los apicultores vizcainos se mantienen en alerta ante la futura aparición de esta especie, y por eso mismo ya han comenzado a poner trampas por la zona de Durangaldea.

El presidente de la asociación, que se dedica activamente a la apicultura, conoce bien la reserva de biosfera de Urdaibai, y considera que «no creo que sea un ecosistema propicio para que la vespa velutina se estacione». Confía también en las características de la vegetación de Bizkaia, ya que «el 80% está compuesto de eucalipto y el resto son pinos y robles».

La diferencia entre la vespa Velutina y la vespa carbria, la avispa común europea, es abismal. La propia de nuestro ecosistema mata cinco o seis abejas mientras que la asiática puede aniquilar a muchas más. Todas las avispas son depredadoras de abejas, pero en distintos grados según la especie y las modalidades de alimentación. La avispa asiática se encuentra entre las más agresivas del mundo, pero por medio del uso de trampas se intenta combatir el futuro impacto medioambiental. En Bizkaia también se preparan.

Si el presidente de la asociación vizcaína entiende que hay motivos para una cierta tranquilidad, también existen para lo contrario, debido a la estación del año en que nos encontramos. Xabier Larrinaga explica que las avispas se muestran más agresivas durante el otoño: «Septiembre, octubre y noviembre es lo más peligroso para las abejas autóctonas».

El remedio ante la posible extensión de la avispa en el resto de Euskal Herria pasaría por la aplicación de trampas caseras en lo alto de los árboles para detectar si las avispas asiáticas han llegado, y evitar que acaben con las abejas. «Existe un cóctel que atrae a las avispas a base de cerveza negra, vino blanco y zumo de arándano, ahí caen como pichones», explica el apicultor vizcaíno. Visto lo que se viene encima, han hablado con compañeros de actividad del otro lado de la frontera para recabar consejos, y espera que con atención y empeño las trampas funcionen y se pueda controlar la situación.

Xabier Larrinaga incide en que es necesario acabar con una especie a la que no le pertenece estar aquí y que resulta perjudicial para el ecosistema. Y remarca que los apicultores vascos sí respetan a las avispas autóctonas, en la medida en que sí son parte de este ecosistema. Leticia MELON

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