La primavera árabe, el tsunami en Japón o las pandillas de Los Ángeles o Londres: hasta el próximo 22 de setiembre, la localidad catalana de Perpiñán (Pirineos orientales) se ha convertido, de facto, en la capital del fotoperiodismo internacional con la celebración del festival Visa pour l'Image. El festival reúne imágenes captadas por los mejores reporteros de todo el mundo -entre ellos, un vasco, Fernando Moleres- a lo largo del año.

«Tenemos la primavera árabe, Costa de Marfil, Sudán, Afganistán, el tsunami en Japón...», enumera el director de Visa pour l'Image Jean-François Leroy cuando se le pregunta por los contenidos de la 23 edición de este gran encuentro del periodismo internacional que arrancó el pasado sábado. «No nos hemos dejado en la guantera casi nada», agrega.

Visa pour l'Image es el lugar de encuentro de la flor y nata de la profesión y por eso están acreditados ya cerca de 3.000 fotógrafos de prensa. Los que empiezan ahora podrán acceder también a cursos de fotoperiodismo. Pero Visa no sólo interesa a los profesionales. Un dato: el año pasado se contabilizaron 206.000 entradas a las exposiciones y más de 12.000 participantes en las proyecciones nocturnas. Los visitantes podrán acceder también este año, de forma gratuita, a las proyecciones nocturnas de las fotografías que retratarán los acontecimientos más significativos producidos entre setiembre de 2010 y este mes de agosto. Hay también 26 exposiciones en una docena de enclaves históricos, de periodistas como Yuri Kozyrev (Noor), presente en las primaveras árabes de Libia, Egipto, Bahrein y Yemen. Álvaro Ybarra Zavala retrata en sus fotos la violencia en Colombia, mientras que Barbara Davidson («Los Angeles Times») describe su trabajo en las bandas de Los Ángeles. Están también los reportajes de Valerio Bispuri sobre las cárceles en América del Sur, los fotos del bilbaino Fernando Moleres sobre el encarcelamiento de jóvenes en África, el reportaje de Riccardo Venturi en Haití tras el devastador terremoto de enero de 2010, o el trabajo de Brian Skerry titulado «Ocean Soul» sobre el mundo submarino.