Se acumulan circunstancias narrativas que se convierten en un relato de lo absurdo. Sobrecogedora la circunstancia de todo accidente circulatorio que causa fallecidos, pero comprendiendo que las estadísticas forman parte del destino, que un peregrino que está cumpliendo una promesa por haberse salvado de un grave accidente de circulación con su camión, muera atropellado junto a sus dos hermanas por un automóvil en una carretera secundaria gallega camino de una ermita, entra en otra categoría de la predestinación, de la mala suerte, de la obcecación de la muerte con algunos individuos.

Los peatones son los más débiles en todos los casos y en otro lugar, mueren atropellados un padre y su hijo, cuando el primero intenta salvar al pequeño que se había lanzado alocadamente a cruzar una calle urbana de Barcelona. Los dos muertos. Una estampa de la protección paterna despanzurrada bajo las ruedas de un vehículo que probablemente no circulaba ni muy deprisa, ni por lugar inapropiado, sino que tuvo ese desgraciado mal instante de pasar por ahí justo en el momento en el que la energía se movía hacia un precipicio. Se sabe después que estos dos accidentes han sucedido en lo que las autoridades y los especialistas llaman puntos negros, que son donde suceden de una manera reiterada desgracias parecidas debido a un cúmulo de malas gestiones del tiempo, la perspectiva o el trazado. Si a eso añadimos un impulso de los seres humanos para atravesar todos los puntos convencidos de la inmunidad ante el peligro aumentan las probabilidades del desenlace fatal.

Las bicicletas que son para el verano nos han dejado dos noticias de muertes de niños, en accidentes sin más intervención que su impericia y su destino esperando en un muro en un caso y el de la niña duranguesa que se cayó y su cabeza dio contra el suelo en Labastida, con resultado de muerte instantánea. Cientos de miles de estas caídas se producen cada día y no acostumbra a pasar nada que no se solucione con betadine. Y todo ello en plena campaña de concienciación multimedia de la DGT para evitar accidentes mortales con los automóviles. Paradojas que desmontan teorías.