13º Campeonato del Mundo
Daegu repite otra jornada de campeones inesperados
La hecatombe de estrellas continúa con la descalificación del vallista cubano Robles después de ganar el oro por obstrucción al chino Liu Xiang en la gran final. Montsho destroza el ambicioso proyecto de Allyson Felix en la primera parte y no habrá doblete histórico.
Miren SÁENZ
El cataclismo de estrellas continúa implacable en Daegu. La que no cae en la pista, es pasto del reglamento o pierde en los despachos. Si la víspera un error de bulto descalificó a Usain Bolt en los 100 metros, ayer un toque involuntario privó al campeón olímpico Dayron Robles de su título mundial. Si los 100 metros coronaron al joven Yohan Blake, las vallas encumbraron a Jason Richardson.
Objetivamente, por nivel, los 110 metros vallas eran la carrera más cotizada del programa. Se reunían por primera vez los amos de las vallas altas, los tres hombres más rápidos de historia, tan igualados entre sí que entre el plusmarquista y el tercero sólo existen dos centésimas de diferencia -Robles (12.87), Liu Xiang (12.88) y David Oliver (12.89)-. Esta circunstancia permitía imaginar incluso un nuevo récord del mundo. No lo hubo y terminaron perdiendo los tres en una prueba en la que el mínimo despiste se paga caro. No hay tiempo ni espacio para rectificar y lo han comprobado.
Con un viento contrario de 1,1 metros, Robles tardó un tiempo de 13.14 en superar los diez obstáculos. En la calle de al lado corría Xiang y a la altura de la décima valla los jueces estimaron que el cubano toca con su mano el brazo de su rival. En segunda posición entraba la camiseta azul marina de un estadounidense, que sorprendentemente no era Oliver, líder del año y hundido en el quinto puesto -luego cuarto-, sino su compatriota Richardson que terminó ocupando el lugar más deseado.
«Esta victoria tiene un sabor agridulce ya que nunca quieres ver a alguien tan talentoso como Robles ser descalificado, pero hay reglas que hay que respetar», declaró este texano de 25 años, con dos títulos de 110 metros vallas y 400 metros del Mundial junior de 2003 en su curriculum y ahora uno absoluto entre los tres grandes.
A Robles le duró el oro el tiempo que tardó en estimarse la reclamación presentada por la delegación china. «Estas cosas pasan, me ha ocurrido en otras carreras y son cosas normales porque vamos todos muy juntos», respondió a un periodista de France 3 cuando le sugirió la posibilidad de que podían surgir problemas por roce con el de al lado. Tampoco Liu quiso cargar las tintas: «Sentí que alguien me golpeada en el codo y perdí la estabilidad por un momento, aunque luego pude recuperar. Siento mucho esta situación con Dayron porque somos amigos, realmente no sé qué decir», reconoció el de Shanghai.
Y eso que el chino, antes de conocer la decisión del Jurado de Apelación, se mostró conforme con su bronce: «Estoy de acuerdo con lo que ha sucedido y este es un buen resultado para mí. Robles venía muy bien preparado y yo he hecho todo lo que podía. No tengo que lamentarme de nada».
Desestimada la apelación cubana comenzaban las reacciones del círculo de Robles. Santiago Antúnez, el experimentado entrenador del guantanamero, cuestionaba la decisión: «Llevo mucho tiempo en el atletismo y en las vallas y es muy difícil que no haya contacto. Dayron ha tenido contacto, Liu también, todos los vallistas alguna vez han tenido contacto de alguna forma», insistió.
También Javier Sotomayor, se mostró indignado. En la radio de su país informó de que habían visionado varias veces el vídeo de la carrera «y no vemos ningún tipo de obstrucción ni malas intenciones en ese contacto, por lo que la descalificación es injusta». El legendario saltador cubano, que ejerce de delegado de la selección, fue más allá asegurando que en las clasificatorias se habían dado situaciones similares con otros de los participantes sin llegar a aplicarse en ningún momento el artículo 163.2.
Tanto Robles como Xiang se han movido entre las proezas y decepciones. El cubano se quedó clavado en la salida del Mundial de Valencia, era una cita indoor, pero también una de las primeras ocasiones desperdiciadas para empezar a reivindicarse entre la élite. Posteriormente, en Berlín'2009 no terminó las semifinales aquejado de una lesión muscular. Dos años entre algodones, compitiendo con todas las precauciones y de nuevo un nuevo disgusto. Lo que no te mata te hace más fuerte, dicen.
También el chino ha pasado lo suyo. Convertido en Atenas en el primer campeón olímpico del atletismo para el gigante asiático, sus resultados le situaron como incuestionable número 1. Junto con el jugador de baloncesto Yao Ming, ya retirado, era el deportista más popular de China, el país organizador de los Juegos Olímpicos de 2008. Ante la mirada de millones de ojos, se desvanecía la esperanza nacional cuando se le rompió el talón de aquiles en el momento más inoportuno.
Pretensiones rebajadas
Veinte minutos antes, Allyson Felix perdió sin reclamaciones y se vio obligada a rebajar sus pretensiones. Amantle Montsho le ganó limpiamente y de paso puso a Botsuana en el mapa del certamen. La campeona africana apretó tanto que la mejor Felix en 400 no pudo con ella.
Como Usain Bolt, el otro buscador de oros, tampoco la californiana podrá completar su proyecto dorado. Tres centésimas le apartaron del oro y pese a correr el mejor 400 de su vida -hizo marca personal con 49.59- no pudo frenar a la africana en la prueba que dispara el acido láctico.
Ni un gesto de decepción, la californiana esbozó una de sus enormes sonrisas pese a que el doblete 200-400, inédito en el Mundial, tendrá que esperar. El reto es tan exigente que en terreno femenino sólo lo han logrado dos mujeres en los Juegos Olímpicos, una es Valerie Brisco-Hooks en Los Ángeles'84 y la otra Marie Jose Perec en Atlanta'96.
Felix tiene las espaldas curtidas, con tan sólo 19 años se proclamó campeona mundial en Helsinki'2005 en 200 metros y todavía nadie la ha suplantado. Su intenso programa de carreras continúa. Son seis más los relevos, puesto que pretende correr los dos por lo que sigue optando a cuatro medallas. Para su compatriota Sanya Richards-Ross fue peor. Defendía el título y terminó séptima.
Jeter se corona en los 100 metros
También el hectómetro estrenó campeona sin sorpresa porque Carmelita Jeter cumplió pronósticos y Estados Unidos recuperó el título de la velocidad que tanto en Osaka 2007 como en Berlín 2009 voló a Kingston. Defenestrada Marion Jones, Jeter, capaz de correr en 10.64, pasó a ocupar el segundo puesto del escalafón tras la difunta Florence Griffith (10.49). Esta temporada ya había corrido la que más (10.70) por lo que sólo parecía cuestión de tiempo que la californiana, bronce en 2007 y 2009, accediera al oro. Rodeada de viejas conocidas que vacilaban a la cámara, esta vez sí supo aprovechar su momento. Cuando se han cumplido los 31 y se atraviesa un período dulce en el deporte, terreno abonado a las lesiones, comienza a imponerse «el ahora o nunca». Fue ahora, con 10 segundos y 90 centésimas (-1,4 m/s) y luego lloró.
De pasó arruinó el plan de Veronica Campbell, la única que le ha ganado esta temporada. La jamaicana, doble campeona olímpica de 200, aspiraba al doblete en la velocidad y tuvo que conformarse con la plata. No hubo consuelo para su compatriota y campeona olímpica del 100. Como no podía ser de otra manera en este Daegu ingrato, la jamaicana Shelly-Ann Fraser, que defendía el título, se quedó cuarta y fuera del podio.
Kenenisa Bekele, que perdió su imbatibilidad en 10.000 metros, ha decidido renunciar ahora a la prueba de 5.000. Su agente Jos Hermens anuncia que volverá a intentar el doblete en los Juegos de Londres.
El sudafricano de las prótesis de carbono no pudo alcanzar la final de los 400 metros ni por puestos, octavo, ni por marca (46.19). Último en su semifinal se llevó la ovación del público. LaShawn Merrit (44.35) y Jermaine Gonzales (44.76) son los únicos que han bajado estos días de 45.
A escasos del inicio de los Mundiales, casi todas las noticias relacionadas con el certamen de Daegu anunciaban bajas y lesionados, mientras en contraste llegaban espectaculares imágenes de los saltadores de pértiga recreando sus habilidades junto a la berlinesa Puerta de Brandenburgo con por ejemplo Lavillenie o Pawel Wojciechowski en la plaza pública de Szczecin. La exhibición del polaco, de 22 años, se saldó con una marca de 5,91 metros, un centímetro más que la que necesitó ayer para ganar el oro ante Lázaro Borges, medalla de plata.
Ambos terminaron con la misma altura, pero el europeo se impuso al cubano porque había llegado a los 5,90 en su segundo intento y Borges lo hizo en el tercero. Luego fueron a por los 5,95, ya eran demasiados. El campeón de Europa sub 23, de 22 años, sucede en el puesto al Loco Hooker, el campeón olímpico australiano que se atascó en la calificación y de la que el vencedor fue repescado. Tanto mérito como Wojciechowski, o más si cabe, tuvo la actuación del caribeño que llegó a mejorar en 15 centímetros su anterior cota para dar la primera medalla a Cuba en esta disciplina tan técnica como complicada en el que se produjo alguna rotura de pértiga en las alturas. El otro gran favorito, el francés Lavillenie compitió con crespón negro y se llevó un bronce amargo.
«Siempre soñé con estar en un Mundial y lo cumplí. También con una medalla y lo volví a conseguir. Mi objetivo siempre fue representar bien a Cuba, las raíces, el barrio. Se lo dedicó a mi familia, que ha estado siempre ahí, también en los momentos malísimos. También a todo el pueblo de Cuba, a mi entrenador Rubén Camino y a todos», dijo el cubano. M.S.