Hace 700 días el Estado español quiso cambiar el curso de una corriente que hoy ya le arrastra
El próximo martes se cumplirán 700 días desde que agentes de la Policía española irrumpieron en la sede del sindicato LAB para detener a varios mili- tantes de la izquierda abertzale y, sobre todo, para intentar frenar un proceso que iba encaminado a cambiar de ciclo político y abrir un nuevo escenario de paz y de respeto a todos los derechos en este país. Entre los detenidos en Donostia se encontraban personas tan cualificadas y significativas para el independentismo vasco como Rafa Díez y Arnaldo Otegi, quien permanece en prisión junto a Miren Zabaleta, Sonia Jacinto y Arkaitz Rodríguez, a pesar de que el tiempo y los hechos han dejado en evidencia que lo que hacían no tenía nada que ver con las patrañas que firmó el juez instructor.
700 días, casi dos años después, los abertzales que fueron imputados en el llamado «caso Bateragune» esperan su sentencia tras un juicio que fue muy esclarecedor, mientras en Euskal Herria el trabajo de esos militantes y el de otros muchos más hace tiempo que empezó a dar sus frutos. Con aquella operación, el Estado español quiso cambiar el curso de los acontecimientos, pero estos ya le están superando.