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El paso de la vuelta vehiculiza la reivindicación en pro de Euskal Herria

Deporte y reivindicación, pedales e ikurriñas se dieron ayer cita en Bilbo, donde el paso de la Vuelta Ciclista sirvió para volver a poner de relieve que Euskal Herria es una nación y exigir que, como tal, sus derechos sean respetados.

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Ruben PASCUAL

Hacía 17 años que la Vuelta Ciclista no pasaba por Euskal Herria y, para rememorar sus últimos pedaladas por la capital vizcaina hay que echar la vista atrás hasta el año 1978. Finalmente, tras la insistencia de ciertos sectores para, en nombre de la «normalidad», recuperar las carreteras vascas para la ronda ciclista española, Bilbo acogió el final de la decimonovena carrera, en la que Ia victoria de Igor Antón culminó una etapa de reivindicación.

Frente a los intentos de tensionamiento que habían precedido a la etapa de ayer, el deporte y la reivindicación se dieron de la mano, de manera que ese símbolo de imposición política disfrazada de evento deportivo que representa el paso de la Vuelta, sirvió, pedalada a pedalada, para canalizar el mensaje en favor de la independencia de Euskal Herria y sus derechos nacionales.

Para los miembros de ESAIT, que había llamado a protestar desde el respeto y sin obstaculizar la prueba, la jornada comenzó cuando los corredores aún estaban a horas de alcanzar las carreteras vascas.

Los primeros miembros de la plataforma en favor de las selecciones nacionales llegaron al Alto de las Muñecas, en la frontera entre Cantabria y Bizkaia, pasado el mediodía, y allí fueron recibidos por unidades de la Ertzaintza y la Guardia Civil, quienes les impidieron colocar el gran arco con el que pretendían reflejar la entrada de los corredores en territorio vasco.

A pesar de ello, y de la presencia policial que, además, fue in crescendo a medida que se acercaba la Vuelta, incluyendo varias dotaciones de la Brigada Móvil de la Policía autónoma, la reivindicación se hizo ver a través de una gran pancarta -con el mensaje «Euskal Herria nazioa» en euskara e inglés- y los carteles con el lema «Txirrindularitzari bai, inposizioari ez! Euskal Herria nazioa!» que enarbolaron las decenas de personas que se congregaron en el lugar. Entre quienes respondieron al llamamiento de ESAIT estuvieron el miembro de la izquierda abertzale Tasio Erkizia y el representante de Eusko Alkartasuna Joseba Gezuraga. Ambas formaciones, junto a Aralar, Alternatiba y numerosos agentes sociales, habían mostrado su adhesión a las movilizaciones convocadas con motivo del paso de la Vuelta.

También en las dos subidas a El Vivero la presencia de ikurriñas y banderolas en favor de la repatriación de los presos políticos fue destacable. Para entonces, Antón, ayer profeta en su tierra, y sabedor de que corría en casa, ya iba escapado, lo que propició aplausos unánimes por parte de la multitud que se agolpó en el puerto vizcaino.

En línea de meta

Escenas similares se vivieron en pleno centro del Botxo, en las inmediaciones de la meta -situada en Gran Vía-, donde, bajo un sol de justicia -y unos termómetros que superaron la treintena de grados durante toda la jornada-, cientos de personas lucieron los ya citados símbolos y lanzaron proclamas en favor de la independencia o de la amnistía. Tampoco faltó el socorrido «que se vayan» ni los pitidos que se repitieron al paso de cada moto de la Guardia Civil.

«Si ésta es la Vuelta a España, ¿dónde están sus banderas?», ironizaba una mujer frente a la línea de meta, donde para entonces ya había desplegado un gran contingente de ertzainas.

A pesar de los mensajes alarmistas emitidos desde muchos sectores, no se produjo ningún incidente y la reivindicación compartió escenario, sin ninguna clase de problemas, con la multitud de bilbainos y visitantes que se apostaron, sobre todo en el último kilómetro de carrera, para animar a sus corredores favoritos, que atravesaron la meta pasadas las 17.30.

Caos circulatorio

Sin embargo, la llegada de la Vuelta se hizo notar en Bilbo muchas horas antes. Ya el jueves se eliminaron varios aparcamientos, pero las mayores afecciones se dieron ayer.

Desde las 7.00 de la mañana, Gran Vía, una de las carreteras más transitadas de la villa, permaneció cortada entre el Sagrado Corazón y la Plaza Elíptica.

El servicio de Bilbobus también sufrió grandes afecciones, y 25 de sus líneas tuvieron que ser modificadas por los cortes de carretera, que iban aumentando según se iba acercando la carrera. Metro Bilbao, por su parte, reforzó los servicios.

Las numerosas modificaciones realizadas en nombre de la seguridad y la organización consiguieron sumir a la ciudad en el caos durante gran parte del día, por lo que los más de 150 policías municipales, otros tantos voluntarios y los no menos agentes de la Ertzaintza tuvieron que hacer esfuerzos ímprobos para tratar de redirigir el tráfico e informar a la ciudadanía. Que se prepare Gasteiz. Que allá va.

 

Mientras lópez celebra el paso de la vuelta, Bildu pregunta cuánto ha costado

A la conclusión de la etapa de ayer en Bilbo, el lehendakari, Patxi López, colgó en Twitter: «¿Por qué teníamos que negarnos en Euskadi la fiesta que hemos vivido hoy? La afición al ciclismo se lo merecía».

De esta manera, López, que siguió parte de la etapa desde el kilómetro 78, en Güeñes, hasta el 108, en la localidad vizcaina de Basauri, mostró, tal y como lo había venido haciendo hasta ahora con otros deportes, su satisfacción al ver la Vuelta Ciclista española en las carreteras vascas.

En su misma línea se manifestó UPyD, quien, a través de Gorka Maneiro, celebró este hecho «después de 33 años de prohibición por la presión nacionalista».

Incluso el PNV, en palabras del presidente del Bizkai Buru Batzar, Andoni Ortuzar, expresó su «bienvenida» a la ronda española.

En el otro extremo se situó el portavoz del grupo municipal de Bildu en Bilbo, Txema Azkuenaga, pidió al concejal de Obras y Servicios, José Luis Sabas, que «aclare los gastos extras que va suponer a la ciudadanía la imposición de la Vuelta a España».

En un comunicado, denunció el «elevado coste que se quiere cargar al Ayuntamiento por este evento privado no deseado en esta época de crisis y en medio de cada vez más recortes sociales». Según explicó, «a los 120.000 euros que la empresa privada Unipublic cobra por la llegada de etapa hay que añadirle ahora una gran cantidad de gastos extras que la ciudadanía tiene derecho a conocer».

Bildu, cuyos representantes asistieron a las movilizaciones de ayer en la capital vizcaina, ha presentado un escrito al Ayuntamiento, en el que demanda a Sabas que explique, «de forma pormenorizada, a cuánto asciende el gasto en vallado de todo el recorrido urbano, la presencia permanente de cerca de 150 agentes de la policía municipal, la elaboración de una publicación exclusiva a todo color, la limpieza y los amplios remitidos publicados en algunos diarios». GARA

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