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Iñaki Urrestarazu Aizpurua, Analista

La guerra de Libia, una operación de estilo colonialista

La razón real apunta a las intenciones manifestadas por Gadafi de nacionalizar el petróleo, apoyadas por los Congresos de Base Populares Libios (LBPCs)

En el «torbellino» árabe hay que hacer una importante diferencia de entrada, y es la que existe entre los países directamente controlados por el imperialismo americano y occidental, y los que se autoproclaman socialistas, aunque disten mucho de serlo. Dentro del primer grupo están por ejemplo, los que iniciaron el proceso, Túnez y Egipto. Ambos gobernados por dictadores y el primero aupado directamente por la CIA. Sostenidos durante todo el tiempo de su reinado totalmente por los EEUU, adiestrados por su ejército, dotados anualmente en el caso de Egipto de muy importantes créditos para la compra de armas, créditos que junto con la perniciosa gestión del FMI y BM, al que han obedecido religiosamente, han conducido a la miseria de amplios sectores de las masas. ¿Cuál ha sido la solución? Echar al dictador y poner al ejército de garante de algunas libertades y sobre todo del mantenimiento del orden económico y del blindaje de los intereses y prestigio americano.

Las rebeliones producidas en las monarquías petroleras del Golfo, auténticos vasallos de los EEUU, aliados privilegiados -en Bahrein reside la base de la V Flota americana- han sido reprimidas a sangre y fuego, sin el más mínimo escrúpulo, con la aportación a veces de los ejércitos de los países vecinos.

En Yemen, hermano pobre del Golfo, la cosa no ha ido de momento más allá que insinuarle al cacique Salleh que sería conveniente que se fuera, a pesar de la feroz represión aplicada frente a las reivindicaciones populares. En Marruecos, otro baluarte del imperialismo, en donde también ha habido manifestaciones, la manipulación del tradicionalismo religioso y unos ligeros cambios de cara, han permitido que el monarca siga en el poder. Israel, uno de los estados más fascistas y criminales de la tierra, sigue con todas bendiciones de las grandes potencias, porque al fin y al cabo es un importante bastión. Las impresionantes manifestaciones habidas no han cuestionado en ningún momento el carácter bélico del sistema ni las raíces del mismo, y han sido desviadas hacia vías negociadoras de poco calado. En Argelia, aunque no sea seguramente un país muy del agrado del imperialismo, su monolitismo y gigantesco aparato policial y militar, ha reprimido, al parecer con cierta facilidad, sin más, las movilizaciones y conatos de movilizaciones habidas. Siria, es otro país de los autoconsiderados socialistas, que está ejerciendo una represión brutal sobre las masas, cuyas reivindicaciones por otra parte no están muy claras. Hasta ahora, el imperialismo no ha pasado de hacerle amenazas a Siria, amenazas que no pasan a mayores, seguramente porque la situación geoestratégica de Siria hace que una agresión al país desde el exterior al estilo de Libia, convertiría toda la zona en un tremendo volcán.

El caso de Libia contrasta brutalmente con las actitudes manifestadas por las potencias occidentales con respecto a la mayoría del resto de los países árabes en donde las masas han salido a la calle reclamando el fin de las dictaduras y libertad.

Hasta hace muy poco, Gadafi era considerado un presidente respetable por todas las cancillerías europeas y occidentales, con quien han realizado numerosos e importantes acuerdos económicos y de inversiones.

Pero ¿qué es lo que ha hecho que en tan poco tiempo Gadafi se convierta en un terrorista, tirano y dictador al que hay que derrocar como sea? La razón oficialmente esgrimida del bombardeo sobre los manifestantes no se sostiene por ninguna parte. No hay pruebas de ello y el ejército ruso que controlaba y controla vía satélite la zona, ha desmentido categóricamente cualquier bombardeo.

Fueron fruto de una intoxicación de Al Jazeera y otros medios. Es más, aunque fuera cierto, esos bombardeos serían equiparables a los de Nagasaki e Hiroshima, a los de los americanos en Irak, Afganistán, Pakistán, Yugoslavia... o a los que viene practicando Israel durante 60 años sobre los países vecinos, por poner algunos ejemplos.

La razón real apunta a las intenciones manifestadas por Gadafi de nacionalizar el petróleo, apoyadas por los Congresos de Base Populares Libios (LBPCs): Esta intención surge en base a la acelerada caída de precios del petróleo y a la gran corrupción producida en torno a los beneficios estatales procedentes del petróleo entre los altos cargos libios. La alianza de estos sectores corruptos de las élites libias con el imperialismo occidental, por el miedo a perder los grandes negocios y chanchullos en torno al petróleo, son los que han forjado las bases de la rebelión Libia, del Consejo Nacional de Transición (CNT) y del Grupo de Contacto Internacional.

A ello se han añadido más sectores y más razones. Así, se han unido a la oposición los sectores islamistas, recalcitrantemente enemigos de Gadafi y que han jugado un papel, por lo que se ve, bastante importante entre los rebeldes. Ya intentaron asesinarle a Gadafi sin conseguirlo, y fueron perseguidos y detenidos. Ha habido diferentes organizaciones armadas islamistas libias que han operado contra Gadafi pero que también han actuado en Afganistán, Irak y Pakistán.

Entre otros, el actual responsable militar de Trípoli ha militado en una de ellas, estuvo en el exterior y fue detenido y traído a Libia. Otro de los sectores opuestos a Gadafi, procede del revanchismo de un gran negocio que había en la zona de Benghazi ligado a la trata de personas, de inmigrantes del Africa subsahariana, de Kenia, Sudán, etc. En torno a ese gran negocio, se había creado un terrible racismo, malos tratos, muertes, amenazas, violaciones, trabajos en condiciones infra-humanas, etc. Este negocio fue perseguido, muchos de sus responsables encarcelados y la organización desmantelada. Ha sido uno de los apoyos del CNT y de su financiación. A lo largo de la guerra también se han visto episodios racistas con cierta frecuencia.

P or otra parte, el pan-africanismo demostrado por Gadafi durante su presidencia en la Unión Africana durante 2009 acelerando la integración africana ha sido contrario a los planes de recolonización de Africa. Este continente es un gran objeto de deseo por sus importantes recursos, también ansiado por China y Rusia, que tienen una presencia creciente en el mismo. Se plantea pues una importante disputa con estas potencias. Libia, puede ser, además de un objetivo goloso, una puerta de entrada a Africa, una vía para controlarla militarmente (a través del AfriCom) y un medio para acceder a sus riquezas, recursos y mercados. Pero Gadafi es un obstáculo para ello.

Asimismo, no se sustenta, por muchas razones, la existencia de una gran oposición popular a Gadafi en el seno de Libia. La oposición procede de sectores muy minoritarios, los que hemos citado, pero que han contado con el apoyo de todo el imperialismo occidental y muy especialmente del poder arrasador, mortífero y criminal de la OTAN. Libia tenía un elevado nivel de vida y las manifestaciones de apoyo a Gadafi han sido importantes (manifestaciones apoyo, Consejos de Base, tribus, etc)

Clama al cielo la decisión vergonzante de la ONU, un organismo al servicio del imperialismo, con la famosa resolución 1973, y la postura claudicante de China y Rusia. Como era de prever, el establecimiento de la «zona de exclusión aérea», fue la excusa para masacrar a civiles y no civiles, para destruir no solo el aparato militar, sino las infraestructuras, objetivos civiles como hospitales y escuelas, para dirigir toda una guerra para derrocar un régimen que no era del agrado del imperialismo. El objetivo nunca ha sido la paz o evitar matanzas de civiles. Todas las propuestas de paz (Union Africana, Consejo Tribal Libio, reunión de altos imanes...) y de acuerdos negociados han sido rechazados.

En los planes del CNT ya se veían los objetivos: creación de un «sector privado liberalizado para la economía», «la protección de intereses y derechos de personas y compañías extranjeras»... 160.000 millones de dólares congelados, robados, y que servirán para pagar los gastos de guerra y la reconstrucción. Y ahora todos a «pillar» (Francia, el 35% del petróleo libio).

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