Fede de los Ríos
De patriotas españoles y democráticos encauzadores
El mismo secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina, acumula un patrimonio de dos millones de euros, dos casas ya pagadas y posee acciones del BBVA y Telefónica por valor de 673.000 eurosDe «gran español y patriota de bien» califica el presidente del Congreso español en una carta oficial de estilo joseantoniano dirigida a Manuel Fraga Iribarne en la que el alopécico vergonzante amigo del arzobispo de Toledo elogia la biografía del ministro de Franco. Separa, pues, a uno de los asesinos de Julián Grimau de otro tipo de españoles más menudos o pequeños y de los patriotas regulín-regulán e incluso patriotas de mal.
En la misiva, el socialista católico más dicharachero, tuteándole, agradece a Don Manuel su «colaboración en la llegada de la democracia». De ello son testigos todos aquellos que ya peinan canas y fueron vigilados, perseguidos, juzgados, apaleados, vejados, detenidos, multados, torturados; también los tiroteados en la calle, aquella que pertenecía a Don Manuel; los fusilados al amanecer o dados garrote vil en los patios de las cárceles, de poder hacerlo, también mostrarían su agradecimiento. El socialista, devenido millonario, más salado de Salobre agradece, asimismo, el esfuerzo del fundador de Alianza Popular por «su trabajo en el encauzamiento de los extremismos». Eso explica lo de Gasteiz, Montejurra y las decenas de asesinados que se mostraron reacios a dejarse encauzar de una manera adecuada por las fuerzas del orden uniformadas de día y grupos parapoliciales incontrolados de noche.
Se despide «deseándole de todo corazón», al gran español y patriota de bien, una larga vida con buena salud «acompañado del aprecio que te has ido ganando a pulso a lo largo de tu fecunda trayectoria política». «Así lo pido también al Señor, al mismo que ambos reconocemos como camino y vida», y acaba la misiva abrazándole fuertemente. ¡Qué detalle! ¡Hay que ver lo que facilita en entendimiento y la convivencia en paz el compartir creencias!
Si a las creencias añadimos el compartir intereses económicos, la comunicación aumenta de manera exponencial. Miren ustedes si no la página de la web donde aparecen las rentas y bienes de los señoras y señores parlamentarios. Casi la mitad de los diputados declara tener acciones en empresas. «¿Los del PP, CiU y PNV?», preguntará algún lector mal influenciado por una lógica obsoleta. En absoluto, todos. Tal es la grandeza de la democracia española que hasta los defensores del socialismo son poseedores de acciones del Capital.
Por no hablar de Bono, el mismo secretario general del Grupo Socialista, el joven Eduardo Madina, acumula un patrimonio de dos millones de euros, dos casas ya pagadas y posee acciones del BBVA y de Telefónica por valor de 673.000 euros, o lo que es lo mismo, 112 millones de pesetas.
Es una manera de evitar las trasnochadas y feas trifulcas parlamentarias entre individuos con intereses contrapuestos, logrando así el deseado consenso.
Hasta el inefable Ricardo G. Damborenea, que tanto hizo en estas tierras merced a los GAL por el «encauzamiento de los extremismos», cobra una pensión de 2.061 euros por haber sido diputado. El Estado siempre reconoce a los que se sacrifican en pos de una democracia bien encauzada.