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«La bancarización de las cajas vascas es un error histórico»

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Adrián ZELAIA I Presidente Ejecutivo del centro de investigación Ekai Center

Es una de las voces más críticas con la transformación de las cajas vascas en un banco. Al contrario que las entidades de ahorro, ha impulsado un debate sobre ese paso, que -a su juicio- supone remar a contracorriente de lo que precisamente se está imponiendo en los países más avanzados de Europa, donde se defienden las cajas y las cooperativas de crédito. Por eso, no entiende la decisión vasca.

Juanjo BASTERRA |

Desde marzo a setiembre, una decisión tan importante como es la transformación de las cajas de ahorros en un banco no ha generado un debate social, cuando es una actuación que influirá en el conjunto de la sociedad y en la economía vasca.

A finales de junio se sometió a la aprobación de los consejo de administración de las cajas, y unas semanas después se decidió la convocatoria de las asambleas. Las prisas han imperado ante una decisión trascendental. Entre los que conocen su importancia está Adrián Zelaia, presidente ejecutivo de Ekai Center, quien afirma sin titubeos que esta decisión es «extraña» desde un punto de vista histórico, pero también desde un análisis de la política económica, «porque es algo que no encaja en el modelo de los países avanzados que defienden su tejido socioeconómico. Aquí va en sentido opuesto».

¿Por qué se ha decidido crear un banco con las connotaciones negativas que tienen estas entidades, más en este momento de crisis económica?

Es una decisión extraña y es un error, desde un punto de vista histórico y de política económica. A largo plazo es algo que no encaja en el modelo de los países más avanzados que defienden su tejido socioeconómico. Países como Alemania o Francia, que tienen entre un 55% y un 60% del mercado financiero en manos de las entidades enraizadas como son las cooperativas de crédito y las cajas de ahorros, tienen una apuesta firme porque sean el núcleo esencial del negocio financiero frente a la banca privada. La iniciativa de las cajas de ahorros vascas es una apuesta en sentido contrario a lo que están haciendo estos países centrales y estamos apuntando a lo que hasta ahora ha sido lo contrario de nuestra política económica tradicional de apostar por la industria y la economía real. De pronto, apostamos por la economía financiera, lo que significa comprometer los cimientos de nuestro sistema económico.

¿Qué hay detrás de esta operación si las cajas son solventes?

Hay un proyecto conceptual de poner en marcha un gran banco con acceso al mercado de capitales. Aunque algunos de los directivos de las cajas están haciendo referencia a que no se van a incorporar otros accionistas a ese nuevo banco, no tiene ningún sentido, para eso no se constituye un banco, porque todo lo demás lo puede hacer con la caja de ahorros.

¿Cuál es la explicación, a su juicio, de esta decisión?

La única explicación, y los documentos así lo acreditan y el presidente de BBK lo ha repetido constantemente, es que detrás de este proyecto está el sustituir el modelo de las cajas y de impulso del tejido socioeconómico vasco por otro, que supone conseguir cuota de mercado y resultados en otros entornos.

Si se crea un banco, tarde o temprano, entra en ese negocio donde la composición accionarial no se prefija para siempre, sino que se modifica con la compra y venta de acciones en la Bolsa. ¿No es así?

Evidentemente. Todas entidades que van a Bolsa en un primer momento van a por mínimos, nadie regala su propiedad por nada. Los ejecutivos de las cajas están constantemente, y ya están haciendo referencia a ello, detectando oportunidades de inversión. Hablan, sin tapujos, de captar cuotas de inversión en el Estado español para lo que es necesario acudir al mercado de capitales para lograr financiación, lo que supone, a partir de ese momento, repartir la propiedad de lo que es la esencia del sistema financiero vasco.

El presidente de BBK, Mario Fernández, al que se le atribuye la decisión de impulsar la creación del banco privado, manifestó que pretendía llegar a un patrimonio de 150.000 millones, aunque en la actualidad se quedaría en casi los 80.000 millones entre las tres cajas BBK, Vital y Kutxa. Si fuera así, ¿seguiría siendo un banco pequeño y expuesto al mercado financiero no le parece?

Ese es el problema. Una vez que entras en la estrategia de dimensión no tiene final. Por mucho que crezcas, los ejecutivos siempre van a compararse con los más grandes y van a pensar que somos pequeños, que para competir necesitamos dimensión. Ese va a ser un argumento constante, porque es algo repetido en otros sectores. Desde distintos ámbitos se intentará contener esa decisión para garantizar ese patrimonio que se trasladó de las cajas al banco, pero evidentemente esa disolución del capital va a ser progresiva e imparable.

¿Va a sepultar el modelo social que ha primado en las cajas?

Es inevitable. Otra cosa es el ritmo y el plazo. Hay que pensar que hay gente razonable en los entornos de las cajas y de los partidos políticos que intentarán contener ese proceso. Pero una vez entrado en esa dinámica la cuestión no es si va a suceder o no, sino cuándo.

A su juicio, ¿el tejido industrial, sobre todo las pyme, y los ciudadanos tienen que temer por este cambio de modelo de cajas por un banco?

Tenemos pocas dudas. Se intenta argumentar de una forma simple diciendo que un banco puede hacer lo mismo de una caja. Es un problema de cultura económica esencial. Todo el mundo tiene claro, por decirlo de alguna forma, en Europa y en Estados Unidos, que la propiedad de las entidades financieras es un asunto esencial para que desarrollen su actividad de una u otra forma. Y esa diferenciación que se hace de entidades bancarias y la entidades enraizadas, que son las cooperativas de crédito y cajas de ahorros, todos los gobiernos tienen perfectamente definido porque consideran absolutamente esencial este segundo bloque, no sólo desde una perspectiva social sino de futuro industrial y de la economía real.

¿Cómo se entiende que fracasara el banco público vasco, más tarde la fusión de las tres cajas y después de las dos, BBK y Kutxa, y en cambio, se pongan de acuerdo en crear un banco privado, lo más alejado a lo que ya se había intentado sin éxito?

Sí, es tremendo pensar que aquel banco público es lo contrario de lo que se quiere hacer ahora. Desconozco algunas de las razones que se han movido en esta ocasión, pero el tiempo ha jugado como un factor esencial. Se han situado en un contexto de «ahora o nunca» y el que sea la bancarización no les importa tanto. Hemos oído de algunos representantes políticos esa frase de «yo hubiera preferido....»

¿Se da ese paso por un control del poder económico?

Desgraciadamente tenemos que pensar en esos términos, porque de lo único que se ha hablado en estos tres meses en los medios de comunicación es de cuotas de poder, entre las cajas y entre los partidos políticos, de los porcentajes con los que gestionarán el nuevo banco, si consigue el apoyo de las asambleas.

¿Qué es lo que se debería de hacer ahora que se acercan las asambleas, el próximo viernes las de BBK y Vital y al siguiente la de Kutxa?

No participamos en esos órganos, pero pensamos que cualquiera de las opciones que hay como que las cajas sigan como están; que haya una fusión de las cajas; o detener el proceso de bancarización y retrasarlo para que se pueda estudiar y pensar por los responsables políticos y la sociedad es mejor que esta opción que se va a votar.

¿Es factible la fusión de las tres cajas de ahorro sin ser un banco como está previsto?

Un argumento que han mencionado algunos responsables de Kutxa indica que les dejaría como la única caja relevante del Estado español, si se fusionan las tres; pero no creo que sería ningún problema. No sería algo preocupante, porque nuestro sistema financiero es distinto y nuestro sistema económico también es diferente.

En algún momento podría ser algo incómodo, pero también va a ser incómodo gestionar un banco, propiedad de las cajas, sabiendo que el problema del Gobierno central es la titularidad pública de las cajas. Esta realidad ya se ha dado en otros países. Lo han resuelto obligando a las entidades locales a que tengan menos peso en el banco, hasta disiparse. En este contexto puede ser incómodo, tanto como caja como banco. Los responsables políticos deberían pelear y defender los intereses políticos de este país. No entiendo como en todos estos meses se han producido reuniones entre los responsables políticos de aquí y el Gobierno de Madrid para negociar las competencias que faltan por llegar a este país y no parece que se ha hablado de este tema tan importante. Se ha hablado de competencias de primer nivel, de segundo, de tercero o de cuarto nivel, pero de este tema no se ha hablado. Parece que no hay ese problema. No lo entiendo, porque nos estamos jugando mucho en este momento y ellos lo saben.

«Habrá pérdida de autonomía financiera»

¿La decisión de la bancarización, siguiendo los consejos de Madrid, supone una pérdida de competencias?

No me preocupa tanto las competencias desde el punto de vista formal, sino de poder real. Es tan importante o más que el Concierto Económico, porque puso las bases de autonomía fiscal.

Que no sirve para mucho, por otra parte.

No desde el punto de vista normativo, pero para las entidades públicas, sí. Les da autonomía de gestión, que otros no tienen. Este paso de la bancarización pone las bases de nuestra pérdida de la autonomía financiera, que se nota en el ámbito privado más que en el ámbito público. Digo que la pérdida de poder real es mucho más importante, porque las cajas de ahorro son la base de nuestro tejido financiero y de nuestro tejido socioeconómico. Estamos hablando de futuro de país.

¿Está comprometido?

En Ekai Center creemos que sí.
 
¿Qué es lo que más le  ha sorprendido de este tema?

La propuesta en sí misma. El contraste con las decisiones que se adoptan a nivel europeo, que es muy claro, porque la mayoría de países optan por apoyar su tejido, por su futuro económico, es decir toman una apuesta clara por las entidades financieras enraizadas, pero nosotros vamos en dirección contraria a lo que hacen los más destacados, más en este contexto de crisis. Todo el mundo está obsesionado de cómo consigo enraizar o comprometer al sistema financiero en la economía real, pero nosotros hacemos exactamente lo opuesto: desenraizar lo que tenemos enraizado para ponerlo al servicio de una estrategia para ganar cuota de mercado y dividendos en el exterior. Desde luego, es algo difícil de entender.

Por último, ¿la Obra Social saldrá debilitada?

Damos por supuesto de que sí, cada vez que entran más accionistas así ocurre, y no es función de los bancos.

 

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