Los dos tiempos fueron muy diferentes
Anoeta vibra al confirmar que nada es imposible a un partido
La Real rozó la victoria tras un gran segundo tiempo en el que Agirretxe y Griezmann igualaron los goles iniciales de Xavi y Cesc. Tras el descanso, el equipo blanquiazul adelantó líneas y estuvo más agresivo.
Joseba ITURRIA I
Nada es imposible. Ese es el lema de la firma deportiva que viste a la Real y al Barcelona y Anoeta volvió a vivir ayer una fiesta como la de cinco meses antes al comprobar cómo el mejor equipo del mundo no podía ganar en el estadio por segunda visita consecutiva. En una Liga de 38 jornadas la diferencia entre los dos equipos será enorme, pero a un partido, con una afición enchufada y con una gran motivación, se comprobó ayer que se puede ganar a un equipo menos motivado y que reserva jugadores para la Champions.
Y eso que parecía que la lógica se iba a imponer. Pese a la ausencia de salida de cinco titulares como Abidal, Mascherano, Iniesta, Messi y Villa, el Barcelona mostró una superioridad insultante en el primer tiempo y parecía tener encarrilado el partido tras marcar dos goles en diez minutos. Pero en el segundo tiempo salió otra Real y remontó un partido con muchas similitudes al del 30 de abril. Y estuvo a punto de acabar igual, porque las mejores ocasiones de los últimos minutos fueron realistas, en dos balones enviados de cabeza por Dani Alves -hacia su portería- e Iñigo Martínez que salieron fuera por poco.
Un final con el que ni el más optimista podía soñar cuando en el minuto 10 la Real perdía 0-2 y no era rival de un Barcelona que jugaba a placer. Montanier ordenó a su equipo que jugara con una defensa adelantada, pero los centrocampistas jugaban muy cerca de la zaga y sin presionar al azulgrana que tenía el balón. Fue un suicidio.
Además Estrada se obsesionaba con cerrar demasiado por el centro y siempre dejaba en su banda una salida de emergencia al Barcelona. Tampoco ayudó la decisión de que Griezmann y Xabi Prieto jugaran a pierna cambiada en el primer tiempo, casi como carrileros.
Así al Barça le bastaron diez minutos para marcar dos goles en jugadas similares que tuvieron como protagonista a Cesc, que hizo de Messi hasta que salió al campo el argentino. Primero bajó a recibir para dar un pase perfecto a Alexis, que dejó a Xavi para marcar. Un minuto después el capitán fue el que pasó a Cesc, este cedió a Pedro, cuyo disparo repelió Bravo, y remachó el ex del Arsenal.
La Real seguía muy atrás sin presionar al Barcelona y hubo dos jugadas similares anuladas por fueras de juego inexistentes de jugadores barcelonistas que rompían una y otra vez con facilidad la línea defensiva local. La Real tuvo la suerte de que el Barcelona se vio tan cómodo que no apretó el pie del acelerador y fue un éxito llegar con sólo dos goles de desventaja tras un primer tiempo en el que la Real sólo inquietó con un remate de Xabi Prieto que detuvo Valdés.
Cambio de decoración
El segundo tiempo en nada se pareció al primero. Montanier aleccionó a sus jugadores y la Real salió a presionar al Barcelona mucho más arriba y ese cambio de disposición motivó que recuperara el balón más cerca del área rival y llegara con peligro. De hecho, Agirretxe pudo recortar diferencias en un remate a la media vuelta en el primer minuto de la continuación.
Fue el usurbildarra el jugador clave de la noche para la Real porque en su segunda oportunidad marcó un gol muy similar al primero de Gijón y al minuto siguiente David Villa cometió un error al enviar un balón hacia atrás sin un destinatario claro, Valdés también falló al no salir y Agirretxe peleó por el balón, dribló al portero y buscó el remate bombeado. Sólo la mano de Busquets y el larguero impidieron el segundo doblete del nueve blanquiazul, pero Griezmann llegó desde su banda para empatar y terminar de reconciliarse con su afición.
A partir de ahí la Real supo sufrir para defender el empate con la ayuda de una buena actuación de Bravo e incluso pudo ganar en un final en el que lanzó tres corners y tuvo dos ocasiones para poder lograr la victoria, aunque el empate se celebró en Anoeta como tal. Era justificado.
Philippe Montanier desveló tras el partido que en el descanso trasmitió a sus jugadores que «podemos perder con el Barcelona, pero no de esta manera. Les dije que si no éramos más agresivos y jugábamos más adelante tendríamos muchas decepciones. Estoy satisfecho por la segunda parte, no por la primera, en la que el objetivo era presionar en el centro del campo y no lo hemos hecho. Si jugamos dos partes como la segunda haremos buenos partidos. El problema de la primera éramos nosotros, ése no es el espíritu de la Real. Lo corregimos tras el descanso y estuvimos mejor».
Añadió que «cuando pierdes con el Barcelona 0-2 empatar es un buen resultado, pero pudimos ganar». Dejó claro que Estrada no tenía la orden de jugar tan centrado y que con la entrada de Cadamuro buscó apoyarle en defensa. Consideró un gran hombre a Guardiola y, sin que nadie le preguntara, al final de su rueda de prensa elogió a los tres jugadores que entraron en el segundo tiempo: «Han sido muy importantes y es bueno que esto no sea un equipo, sino un grupo. Necesitaremos a todos».
Pep Guardiola declaró que «hemos hecho una buena primera parte y cuando mejor jugábamos en la segunda nos hicieron el primer gol. Estábamos en buena línea, pero en el fútbol el nivel de atención tiene que ser alto ante rivales de Primera. Nos han empatado en dos acciones y, como el año pasado, se han encerrado bien y nos ha costado más. Felicito a la Real por el empate y por hacer un buen partido». J. I.